Una treintena de cofrades celebró ayer la festividad de San Roque que contó con una misa en la que se bendijo los populares periquitos y una posterior procesión con el santo, que este año no salió de la iglesia de Santiago, como es habitual, sino de Santa María.
Los componentes de esta pequeña cofradía se congregaban al filo de las siete de la tarde en casa del mayordomo, que en este año recaía en la persona de Santiago Pérez, que desde hace más de 35 años y por tradición familiar permanece apuntado a San Roque. El mayordomo ofrecía un pequeño refrigerio consistente en unas pastas y unas bebidas.
Después, se dirigían hacia la iglesia encabezados por la vara mayor, donde se procedería a la celebración de la misa y a la bendición de los periquitos, que a algunas personas habían llevado en cestas hasta el interior del templo. Para el mayordomo, Santiago Pérez, es un orgullo poder ser mayordomo y servir el paso. “Lo fue mi padre y mi abuelo y ahora lo soy yo”, dijo, al tiempo de relatar su cometido: “Me tengo que encargar de limpiar y montar el paso, comprar los cohetes, reunir a todos los cofrades en mi casa y tras la procesión en invitarles a un segundo refresco, algo más consistente”.
La talla de San Roque es una pequeña imagen que permance durante todo el año en uno de los retablos laterales de la iglesia de Santiago, junto a la sacristía. Normalmente, es en este templo donde recibe culto y desde donde parte la procesión, cada 16 de agosto. No obstante, este año 2011 con motivo de Las Edades del Hombre, el desfile procesional tuvo que salir desde la iglesia de Santa María, rodeó todo el templo, para discurrir por la calle Pablo Iglesias, Calle Mayor, Cardenal Amigo hasta llegar de nuevo al templo, donde se dieron por finalizados los actos religiosos.