Y al tercer día resucitó… Tras una Semana Santa esplendorosa, la climatología también fue benévola con la procesión del Encuentro entre el Resucitado y la Virgen de la Alegría. Como es habitual, el momento central de la alegre mañana sucedió pasado el mediodía en el atrio de Santa Cruz, donde Madre e Hijo se encontraban y los hermanos de esta popular cofradía despojaban de los lutos a la Virgen.
Un par de horas antes, la hermandad se reunía en casa de su Mayordomo Roberto Rodríguez, para felicitarle y tomar un refrigerio, donde no faltaron las sopas de ajo. Desfile, acompañado de Varas y Banderines del resto de Hermandades, para invitar a las autoridades a la procesión. Cristo Resucitado salía de la iglesia de Santa María y la Virgen de la Alegría hacía lo propio de la de Santa Cruz.
Tras el encuentro, con palomas al aire, Madre e Hijo pasearon por la Calle Mayor hasta la Plaza. Allí se vivió un emotivo momento cuando se homenajeó a un cofrade mayor e impedido. De vuelta hasta la iglesia de Santa María, los dos pasos bailaron, al ritmo de los sones de la Banda de La Clemencia y de la Municipal. La procesión finalizaba en la parroquia con una solemne eucaristía, cantada por la Coral Riosecana Almirante Enríquez.
Más tarde, la alegría se apoderó de los cofrades con un animado vermú, que estuvo amenizado por la charanga The Solfamidas. Se ponía punto y final a una esplendorosa Semana Santa, que será recordada como la del buen tiempo. Hasta el próximo año.