A muchos jóvenes de Medina de Rioseco les resultará curioso saber cómo hasta no hace muchos años, existían en nuestra ciudad calles aún sin asfaltar. La prueba la tenemos en esta fotografía, tomada a principios de los años 60, en la que vemos la entrada a la ciudad desde el camino de Palencia y Palacios de Campos, a través del arco de Ajújar, con la calle de Los Cueros, al fondo.
Pero si prestamos un poco más de atención, observaremos además, otros dos detalles, que con el paso de los años han ido desapareciendo también de la vida cotidiana de Medina de Rioseco. El primero lo tenemos en primer plano. La mujer, que vestida de negro camina sobre la acera. Representa a aquellas mujeres que al quedarse viudas, pasaban a vestir el resto de sus días de luto riguroso, de la cabeza a los pies. Los cabellos grises o blancos, recogidos en enormes moños similares a un rosco, los vestidos, medias y zapatillas negras, y algún chal en forma de pico, tejido a mano en lana, también de color negro. La imagen lúgubre que ofrecían estas buenas mujeres, daba lugar a que la imaginación de los que entonces éramos niños las transformara en brujas o las identificara con algún extraño personaje salido de nuestros cuentos infantiles.
La tercera imagen en extinción, está un poco más escondida, casi al fondo. Un grupo de amas de casa, sentadas a la puerta de una vivienda para hacer «la labor», interrumpen su tertulia para saludar a un grupo de vecinas que pasan por la calle, quizá en dirección a Santa María, para rezar el rosario vespertino. Aquellas reuniones a las puertas de las viviendas, que en verano se prolongaban hasta la madrugada, y en las que se departía con los vecinos sobre la vida cotidiana, se han ido difuminando poco a poco hasta casi desaparecer por completo. Sirva esta fotografía para recordar ese Rioseco que ya se ha ido, y desgraciadamente para quienes lo conocimos, no volverá.