Se ha tumbado en una camilla en 75 ocasiones. Le han introducido una aguja y le han sacado sangre. Todo con un objetivo: ayudar a los demás y hacer que su sangre pueda significar una nueva vida para personas a las que jamás conocerá. Es el riosecano Julián Fernández Abril que hace unas fechas recibía la Medalla de la Hermandad de Donantes de Sangre por sus 75 donaciones.
Este donante riosecano recibía su distinción de manos del diputado provincial Alejandro García en un acto celebrado en la localidad de Arroyo de la Encomienda. “Es bonito que te reconozcan tu ayuda, pero el verdadero premio es poder ayudar a los demás”, dice Julián Fernández quien lleva desde los 18 años altruistamente donando sangre.
“Empecé porque en mi casa todos eran donantes: mi padre y mis hermanos. Yo seguí su ejemplo y estoy muy orgulloso”. Para Julián es importante colaborar con la Hermandad de Donantes. “No cuesta nada y hace falta sangre. Seguramente hoy no lo necesitemos nosotros, pero mañana a lo mejor sí, o cualquier familiar”, explica este conocido riosecano quien anima a sus paisanos a seguir el ejemplo.
Espera llegar a la cifra redonda de las cien donaciones y para ello apura el máximo de acciones de este tipo recomendadas: cuatro al año, en el caso de los hombres y tres en las mujeres. Entre las muchas anécdotas vividas, recuerda como un día cuando estaba tumbado en la camilla, un compañero se desmayó “yo no podía hacer nada, porque tenía la aguja clavada y chillaba a la enfermera para que acudiera”, dice Julián con una sonrisa, la misma con la que recibió este reconocimiento a un ciudadano por cuyas venas corre solidaridad.