El bello óleo sobre cobre La Conversión de San Pablo, de la colección permanente del Museo de San Francisco, estará presente en la exposición Credo de Las Edades del Hombre, que abrirá sus puertas en la localidad abulense de Arévalo el próximo 21 de mayo.
Perteneciente a la iglesia de Santa María, en este óleo, atribuido al pintor flamenco Gabriel Frank en el siglo XVII, el santo cae del caballo deslumbrado ante la presencia de Jesús, que emerge de las nubes amenazador. Un soldado le sostiene por los brazos y otros a caballo luchan por dominar sus monturas.
La pintura es copia literal del grabado del mismo asunto de Schelte a Bolswert, según lienzo de Rubens, propiedad a principios de siglo del sir Philip Miles. El copista se limita a disponer un espacio mayor con altura. La composición de Rubens –uno de los mejores logros- es grandiosa, y fácil de reconocer la sugestión de la batalla de Angari de Leonardo, fuente inagotable en la producción de Rubens.
Esta magnífica obra se expone en el Museo de San Francisco en el crucero de la iglesia junto a los óleos sobre cobre, del mismo autor, titulados Apoteosis de la Eucaristía Resurrección de Lázaro y Resurrección de Cristo, y los del también pintor flamenco Gerard Seghers conocidos como Educación de la Virgen, Sagrada Familia o Virgen de la Uvas, Adoración de los Reyes y Desposorios de la Virgen.
El sacerdote Óscar Robledo -delegado de Patrimonio en la Diócesis de Ávila- volverá a ser el comisario de esta exposición iconográfica, inspirada esta vez en el Año de la Fe, compuesta de unas noventa piezas procedentes de las Diócesis de Castilla y León y que se mostrarán en tres sedes: las iglesias de Santa María, San Martín y El Salvador.
El catedrático José Manuel Sánchez Caro, exrector de la Universidad Pontificia de Salamanca, es el autor del guión o relato que servirá de hilo conductor a Credo, cuya entrada costará tres euros y que, hasta el próximo noviembre, pretende promover entre los visitantes el gozo estético y asistir, a través del arte sacro, «al encuentro entre la fe de ayer y el mensaje evangélico actual».
Este mensaje, en palabras del secretario general de la Fundación Las Edades del Hombre, Gonzalo Jiménez, es el objetivo de Credo, que, abierta hasta el próximo 3 noviembre, cobrará una entrada de tres euros y combinará obras de artistas célebres como El Greco, Murillo, Goya, Gregorio Fernández, Juan de Juni y Alejo de Vahía, con otros anónimos o sin tanto renombre pero no por ello menos interesantes en su contemplación y aportación al mensaje.
El reducido tamaño de los templos de Arévalo ha obligado a elegir varias sedes, lo cual favorece la visita turística por el casco histórico, «pero que tiene el inconveniente de incrementar las necesidades logísticas y el consiguiente aumento de presupuesto», ha reconocido el secretario general.
El Credo, como símbolo y expresión máxima de la fe, gravitará en torno a esta nueva entrega de Las Edades del Hombre, decimoctava del proyecto iniciado hace ya veinticinco años en la catedral de Valladolid, que también pretende contribuir al fortalecimiento económico de la comarca de Arévalo.
Otras piezas de la Diócesis de Valladolid en ‘Credo’:
Apostolado. El Museo Catedraliceo y Diocesano aporta una colección de pinturas, un conjunto de óleos sobre lienzo que retrata a los doce apóstoles más el Maestro, si bien el cuadro de Cristo no estará el ‘Credo’. Son óleos de Cristóbal García Salmerón (segundo tercio del siglo XVII) y, con unas medidas de 150 por 118 centímetros, presiden la Sala Capitular de la Seo Metropolitana de la capital vallisoletana.
Asunción-Inmaculada. La Iglesia de San Pelayo Mártir de Olivares de Duero cede una escultura de madera policromada atribuida al círculo de Felipe Bigarny (hacia 1521-1525). Es una talla ligeramente superior al tamaño natural.
Jeremías, Moisés, Isaías y Daniel. Es un magnífico óleo al temple y dorado sobre tabla del Maestro de Osma (hacia el año 1500) con estos cuatro profetas, localizado en la Iglesia Parroquial de la Asunción de Corrales de Duero.
Creación de Eva. Otra de las piezas de madera policromada, perteneciente al retablo de la Iglesia de San Juan Evangelista de Arrabal de Portillo, y del autor Manuel Álvarez (Siglo XVI).
San Pedro y San Pablo. Son dos tallas de madera policromada de Gregorio Fernández (1606), situados en la zona inferior del altar de la Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián de Valladolid.