Reza el dicho popular: “Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión”. Pues bien, el primer jueves brilló con luz propia en Medina de Rioseco. En el recuerdo aquellas tres procesiones suspendidas por el infortunio de la lluvia. También la del pasado año, que no fue primaveral, sino veraniega.
El sol acompañó todo el día, y cuando cayó la noche, aunque la temperatura bajó, la noche fue razonablemente primaveral. Cientos de personas, aunque quizá no tanta como en otros años, en la calle, las cámaras de Radio Televisión Castilla y León en directo para toda la Comunidad y de nuevo, diez pasos, que relatan la Pasión de Cristo en las porticadas calles de la vieja Ciudad de los Almirantes.
El sol animó la mañana. La iglesia de Santiago repleta de gente en una mañana donde se visitan los pasos que más tarde saldrán en procesión. Animado vermú y a primera hora de la tarde, los primeros refrescos. Ese convite del Mayordomo que sirve como reencuentro de hermanos con un café y una copa y ultimar la formación de los afortunados que sacarán el paso.
El tradicional desfile de gremios va recogiendo a las diferentes cofradías. Se forma un animado cortejo que recalará hasta el Ayuntamiento para invitar a la procesión las autoridades. Tras los oficios, llega el momento tan esperado. Toque del Pardal, a las ocho en punto, y el primer paso, La Oración en el Huerto, se eleva en los brazos de sus cofrades para alcanzar las calles riosecanas.
Luego le seguirán Flagelación, Jesús Atado a la Columna, Ecce Homo, Nazareno de Santiago, La Santa Verónica, Nazareno de Santa Cruz, Jesús de la Desnudez, Cristo de la Pasión y La Dolorosa; un completo relato de la pasión de Cristo en diez conjuntos escultóricos de madera policromada que componen la procesión del Mandato.
El sol que ha acompañado la primera parte de la salida de los conjuntos escultóricos se apaga. La noche va cayendo. Calle Mediana, Huesos, Pablo Iglesias hasta llegar a la Rúa Mayor, verdadera arteria de la Pasión riosecana, y se inician los populares bailes. Un movimiento cadencioso y armónico al ritmo de la música. Los pasos lucen en todo su esplendor y el relato abarca desde que Jesús ora desconsoladamente en el Huerto de los Olivos, hasta que es Crucificado y elevando sus ojos al cielo clama a su Padre, para finalizar con la angustia de la madre desconsolada que clava siete cuchillos en su pecho.
Tras pasar por la imponente fachada de la iglesia de Santa Cruz, sede del Museo de Semana Santa, llegarán los relevos. Es hora de que los más veteranos y los jóvenes, que no tienen la edad para sacar el paso, puedan probar un poso y sentirse partícipes de forma más intensa si cabe de la procesión. Plaza Mayor, calle de la Sal y la popular Rodillada, una reverencia que hace Cristo ante su Madre, la Virgen de la Cruz.
Por la calle Doctrinos se llega hasta el final del desfile, otra vez en la iglesia de Santiago. Frente a la clasicista fachada del templo, todos los conjuntos escultóricos arropan a La Dolorosa. Comienza uno de los momentos más emocionantes de toda la procesión: el canto de la Salve. En los ojos de los cofrades se ve la satisfacción del deber cumplido y resuena en su interior: ‘hasta otro año, si Dios quiere’. Los pasos entran ahora en la iglesia y la procesión toca a su fin. Tras más de ¡cinco horas!, el Mandato y su procesión se ha cumplido. Y el Jueves Santo ha relucido más que el sol.