La pintura de la primera época del pintor leonés Kiko Argüello sigue la vía de una figuración de una temática religiosa, con ecos de la pintura medieval. Se caracteriza por el predominio del dibujo sobre el color, de lo plano sobre lo volumétrico, de lo esencial sobre la apariencia formal, de lo sintéticos sobre lo complejo, de lo intuitivo sobre lo conceptual, de lo simbólico sobre lo real.
La obra expuesta, pintada en 1963, se muestra densa, apretada, tumultuosa. Las formas son planas y esquemáticas, en las que se advierte el aroma del muralismo medieval. La luz está elocuentemente ausente. En cuanto al color, únicamente el negro, con trazos anchos y bien marcados, rotundamente expresivos , que ofrecen as la composición una calidad gestual intensa y vibrante. Y en el centro, Cristo, maniatado y flagelado, siervo sufriente cuya libre servidumbre desvela la auténtica imagen de Dios humanado y entregado.
Flagelación. Francisco José Gómez-Argüello.
1963. Óleo sobre tablero. 130 x 255.
Iglesia parroquial de San Sebastián. Madrid.