Un “Descendimiento” del Nazareno


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte

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El Nazareno de Santa Cruz en la procesión de La Pasión del año 1900.

Una revisión del libro de actas de la hermandad del Nazareno de Santa Cruz nos lleva a hacer una corrección sobre el artículo de la pasada semana. Las numerosas referencias a indulgencias concedidas por los arzobispos de Valladolid que figuran en él, enviadas a través de los distintos obispos de Palencia y el que varios de éstos figuren como miembros de esta cofradía, hacen sospechar que la protagonista de la historia sería en realidad ésta y no la del Nazareno de Santiago, como habíamos sospechado en un principio.

Precisamente de esta hermandad, del Nazareno de Santa Cruz, traemos una curiosa noticia aparecida en el periódico “Noticiario Salmantino, diario imparcial de la tarde”. Con fecha del 19 de marzo del año 1900 se recogía en este periódico un curioso acto previsto para el Viernes Santo de ese año.

El texto periodístico dice literalmente lo siguiente: “Las fiestas religiosas de Semana Santa en Rioseco, se aumentarán este año con el sermón y acto del Descendimiento, que se celebrarán en la hermosa iglesia de San Francisco, a las tres de la tarde del Viernes Santo, solemnidad que no se ha realizado allí desde el año 1869 y que se lleva a cabo a expensas del representante del Gremio de Jesús de Nazareno de Santa Cruz”.

La actividad a la que alude la noticia no era otra que un ejemplo de esos populares “desenclavos”, que tanta aceptación tuvieron en Tierra de Campos y que tienen hoy su principal ejemplo en Villavicencio de los Caballeros.

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Reseña aparecida en un diario del 19 de marzo de 1900.

Sorprenden de la noticia principalmente dos cosas. La primera que este “acto del Descendimiento” se programara para las tres de la tarde del Viernes Santo. Porque teniendo en cuenta que con las primeras luces del día comenzaban los actos religiosos propios de la jornada (oficios, sermón y procesión de La Pasión, comida de hermandades) y que pocas horas después tenían lugar los de la tarde (refrescos, gremios, oficios y procesión del Santo Entierro), nos encontraríamos con un frenético Viernes Santo, sin un minuto de descanso.

La segunda, que tal acto no fuera recogido por ningún otro medio de comunicación y que ni siquiera figure en los anales de la propia hermandad.

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