El grupo Teatro Corsario volvió a interpretar ayer en el Tetro Principal de Medina de Rioseco su obra Pasión. La representación, como si de la última procesión de la Semana Santa riosecana se tratara, ya se ha convertido en todo un clásico que, acertadamente, el Ayuntamiento riosecano sigue trayendo cada nueva Semana Santa.
De nuevo, los más celebres conjuntos escultóricos vallisoletanos de la mejor imaginería castellana de artistas como Gregorio Fernández cobraron vida de la mano de Teatro Corsario en una obra que conserva su esencia desde que fuera estrenado hace veintitrés años de la mano del ya fallecido Fernando Urdiales y tras más de trescientas representaciones desde entonces.
La obra, que fue la causante de que Teatro Corsario decidiera profesionalizarse, comenzó a representarse en 1988 concebida inicialmente como espectáculo teatral y sin estar encorsetada a la época de Semana Santa, si bien en los últimos años su puesta en escena parece haberse ceñido exclusivamente al periodo en el que los grupos escultóricos de diferentes autores barrocos toman las calles de Valladolid.
Con ‘Pasión’, la compañía vallisoletana, apoyada en textos de los cuatro Evangelistas de Diego de San Pedro y de Fray Luis de Granada, da vida a esas imágenes «que constituyen una de las más bellas expresiones de nuestro patrimonio artístico», según ha explicado recientemente Jesús Peña, quien interpreta a Jesús y quien advierte de que “para ello los actores recurren a un cierto artificio, más próximo a manifestaciones artísticas como la ópera o la danza”.
«No se trata de una interpretación realista de las escenas de la Pasión sino de recrear las reacciones que pudieran tener las esculturas de madera en el supuesto de que cobraran vida», puntualizó el actor, quien ha recordado que el espectáculo se ha venido representado hasta hace unos años en recintos religiosos, fundamentalmente iglesias, basílicas, claustros, catedrales o monasterios.
Poco a poco los pasos procesionales van tomando vida en el escenario y sus tallas toman la palabra para contarnos la milenaria historia del Nazareno en medio de los toques de cornetas y tambores que recuerdan los desfiles procesionales. El espectador conoce la historia y puede centrase en cada uno de los cientos de detalles que compone cada nueva escena. La obra finalizó con la presencia de los actores recibiendo un largo y merecido aplauso que les hizo volver al escenario hasta tres veces. Sin duda, fue el mejor homenaje para Fernando Urdiales que fallecía el pasado mes de diciembre.
A lo largo de las dos últimas décadas, ‘Pasión’ ha viajado a Portugal y Méjico y ha permanecido en cartel varios días no sólo en Valladolid sino en Sevilla, Madrid, Santander, Oviedo, Granada, San Sebastián, Burgos o Málaga.