La lluvia obligó a la suspensión de la procesión del Mandato del Jueves Santo. Tras esperar durante algo más de una hora y ante las pesimistas informaciones que iban llegando del Instituto Nacional de Meteorología la Vara Mayor y los presidentes de las nueve cofradías que desfilan este día decidieron tomar esta decisión.
El día amaneció soleado, aunque con algunas nubes. La temperatura se acercaba más a un día de mayo que al frío invernal de otras Semanas Santas. Los refrescos y el desfile de gremios se celebraron sin incidentes. Todo hacía pensar que, un año más, la procesión saldría. Pero nada más acabar los Oficios y, pocos minutos antes de iniciar la procesión, la lluvia hizo aparición.
La organización decidió esperar media hora y volver a reunirse. Los centenares de cofrades, riosecanos y visitantes se iniciaban en el interior de la iglesia de San Francisco (de donde debería salir el desfile) y escuchaban atentamente las informaciones que proporcionaba la Junta Local de Semana Santa. Los rostros de resignación y amargura presagiaban lo que al filo de las 21.10 horas comunicaba el vicepresidente de la Junta de Cofradías, Mariano Ramos, que presidía la Procesión. Algunas voces entonces pidieron desfilar circunstancialmente el Viernes Santo por la Mañana, como se hacía hace más de medio siglo.
Al final, muchos cofrades y mantillas no pudieron reprimir las lágrimas cuando abandonaban el templo. Antes, se entonó una emotiva Salve a la Virgen Dolorosa y algunos cadenas de los pasos ordenaron su tradicional ‘oído a rezar’. Incluso el Santo Cristo de la Pasión ofreció una rodillada, en señal de reverencia, a la Virgen. Ni los más viejos del lugar recuerdan una suspensión de la procesión del Jueves Santo. Toda una triste anécdota.
Galería de imágenes de Fernando Fradejas y Miguel G. Marbán