La Semana Santa ya está aquí y un año más Rioseco ofrecerá al viajero que quiera dirigir sus pasos a esta bella e histórica ciudad la emoción de vivir una celebración que brilla por una autenticidad única por la que se ha hecho merecedora de ser declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional y que podría ser incluida en un futuro en la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.
Una singularidad que el visitante tendrá que buscar en el entramado medieval de las calles riosecanas. Porque asistir a la Semana Santa riosecana, no es ver pasar los pasos, es participar de unas procesiones cargadas de emotivos momentos que quedarán grabados en la retina del espectador.
El silencio y la tranquilidad de media tarde serán rotos por el vistoso desfile de gremios, con túnicas negras, moradas o blancas, que recorrerá las calles para dirigirse a los oficios. Más tarde, los pasos empezarán a salir a la luz del día recobrando todo su sentido para el que fueron realizados hace siglos por los talleres riosecanos. Será el momento de clavar la mirada en las viejas piedras del dintel de una puerta para contener la respiración ante la salida de los colosales grupos escultóricos de El Longinos y La Escalera.
Entonces, el viajero buscará los mejores lugares para ver pasar los pasos que, portados a hombros, recorrerán las estrechas calles en una procesión que se abrirá con el toque destemplado del pardal, para sentir el golpe de las horquilla contra el suelo, para fijar la mirada en las legendarias tallas de madera, para entrever bajo el tablero la silueta del tapetán con su toque ronco, para asistir al baile de los pasos bajo los soportales de la calle Mayor, para presenciar la popular rodillada de los conjuntos procesionales ante la Virgen de la Cruz en la puerta de Ajújar y para emocionarse con el mágico instante del canto de la Salve ante la desconsolada imagen de la Virgen.
Y junto a estos instantes emocionantes, estará la otra Semana Santa, la de Rioseco, la de los niños que juegan a ser mayores llevando pasos que ellos mismos han hecho con cuatro tablas, la de la familia que acoge con orgullo el refresco del mayordomo, la del cofrade que viste cada año con emoción la túnica que durante años llevó su padre, la del recuerdo de tantas y tantas procesiones que se pierden en el tiempo.
En definitiva, una Semana Santa que Es arte para emocionar, que Es la tradición heredada, que Es la procesión de siempre, que Es sentimiento a flor de piel, que Es un lugar único y que Es Una cita obligada, según los epígrafes del audiovisual promocional Pasan los pasos que, con acertado guión de los cofrades José Ángel Gallego, Ramón Pérez de Castro, Ángel Gallego (y quien suscribe este artículo, Miguel García Marbán) ha sido promovido por el CIT Ajújar y editado por el Ayuntamiento riosecano, con la colaboración de la Junta Local de Semana Santa, para orgullo de todos los riosecanos, que ya esperan vivir su Semana más grande. Ahora habrá que esperar que el tiempo no lo impida.