Una de las tradiciones más arraigadas en Nochebuena, además de la cena familiar, es la celebración de la Misa del Gallo. En Medina de Rioseco esta solemne eucaristía que recuerda el Nacimiento del niño Jesús al filo de la media noche se celebró únicamente en la iglesia del convento de Santa Clara y no en la parroquia de Santa María, como en otras ocasiones.
Durante la misa, celebrada por el párroco Juan Carlos Fraile se recordó el momento de la Natividad y de la anunciación a los pastores. Algunos miembros del coro parroquial, además de las propias monjas de la comunidad clarisa, amenizaron la celebración. El final de la misa terminó, como es costumbre, con la adoración al niño y con la visita al nacimiento que instalan en el templo las monjas clarisas.
Leyendas y teorías sobre esta celebración
Varias son las teorías de por qué se conoce a esta Misa como del Gallo. Cuenta la leyenda que el nombre esta misa se debe a que un gallo fue el primero en presenciar el nacimiento de Jesús y posteriormente se encargó de anunciarlo… Una versión más real de esta denominación viene dada porque la Iglesia a la que el Papa se dirigía para esa celebración tenía lugar en la Basílica de S. Petrum in gallocantum (San Pedro del canto del Gallo). Asimismo, en otras publicaciones se recogen otros orígenes: Sixto III (siglo V d.C.), introdujo en Roma la costumbre de celebrar en Navidad una vigilia nocturna, a medianoche, “en seguida de cantar el gallo”, en un pequeño oratorio, llamado ad praesepium, ante el pesebre, situado detrás del altar mayor de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma. Esta expresión se debe a que los antiguos romanos denominaban el Canto del Gallo al comienzo del día, a la media noche. Así se quedó con el nombre de Misa del Gallo la misa que se celebraba a esta hora.