Prácticamente todo el mundo conoce a alguna persona que tiene pánico a conducir. Un miedo que, llevado al extremo, desemboca en la llamada amaxofobia, una fobia tan desconocida como extendida. El miedo a tomar una sucesión de curvas, a efectuar un adelantamiento, a atravesar túneles y puentes, a circular por autopistas y autovías… son algunos de los síntomas que afectan a un número elevado de conductores, independientemente de la vigencia que indique su permiso de conducción.
Con el fin de ayudar a las personas que sufran este miedo a conducir, los riosecanos Fernando Pardo, profesor en Autoescuela Castilviejo, y Marta Abril, psicóloga, han decidido poner en marcha un curso que arrancará en los próximos días. “La idea surgió de Fernando, que vio esta necesidad en las clases prácticas que realiza; me lo comentó y me pareció una gran idea”, asegura Marta. Un proyecto, pionero en Medina de Rioseco, que cuenta con unos objetivos perfectamente definidos: “Nuestro fin no es que los participantes aprendan a conducir, porque ya saben; es ayudarles a gestionar y a superar el miedo”, explica la psicóloga. Y, también, que “ganen confianza en sí mismos y autonomía”, añade Fernando.
Las causas que provocan la amaxofobia no están únicamente relacionadas con un accidente o un percance puntual y determinado. “Muchas veces el miedo no se sabe de dónde viene. Sí que hay veces que deriva de un accidente, pero en otras se produce porque ha habido una situación de estrés que ha podido pasar esa persona”, cuenta Marta Abril; quien, a su vez, apostilla que “independientemente de lo que sea hay que afrontarlo y superarlo, y para ello la persona tiene que exponerse al miedo”.
El proceso, lejos de lo que puedan quienes no lo padecen, no es sencillo y va más allá del manido consejo que dice que lo mejor es coger el toro por los cuernos. Y es que conlleva una primera fase de conocimiento y aceptación, una segunda fase teórica, que incida en el ámbito más psicológico y una última fase práctica, tal y como explican Fernando y Marta. “Lo primero que hemos hecho es valorar individualmente a cada uno de los participantes. En los próximos días comenzaremos con el curso. Hemos preparado tres sesiones: En la primera evaluaremos los objetivos del curso, les explicaremos qué es lo que les pasa y los diferentes síntomas. En la segunda sesión abordaremos el mecanismo de la evitación, con el que Marta, principalmente, les pondrá en las situaciones a las que ellos tienen miedo, con imágenes, diapositivas y simuladores, para ver cómo reaccionan. Y en la tercera pasaremos a la parte práctica, con diferentes ejercicios y recorridos”.
No obstante, el proceso de superación no termina ahí. “Les pondremos deberes para después de las sesiones, porque si no se genera una dependencia en nosotros que no solucionaría el problema”, afirma Marta. Y es que el objetivo de las prácticas dista mucho del de un alumno de autoescuela convencional. “No consiste en que vengan y hagan treinta prácticas, porque sí que tendrían un mejor manejo, pero el miedo seguiría ahí. Ellos seguramente tienen ya un muy buen manejo, pero es el miedo el que les bloquea y les hace ser torpes”, relata Fernando Pardo. A su vez, las prácticas se irán realizando paulatinamente y atendiendo a las necesidades personales de cada uno de los participantes. “Quizás una primera práctica es que consigan montarse en el asiento del conductor del coche y arrancar el vehículo. Cada uno tendrá su propio cuaderno, en el que anotarán lo que van realizando y cómo se van sintiendo. Lo que queremos es que vuelvan a conducir y lo mejor es que sea progresivo”, confiesa Marta Abril.
La parte emocional y la psicológica son vitales en todo el proceso de la conducción. “Es estupendo que podamos unir la parte práctica y la parte psicológica, porque sino yo solo desde mi consulta trabajaría la parte psicológica, pero no habría una exposición a ese miedo”, confiesa Marta. En definitiva, se trata de un curso completo y que, a buen seguro, resultará “beneficioso para todos los participantes tanto para afrontar y superar la amaxofobia como para el manejo de cualquier emoción en cualquier situación de su vida diaria”, concluían ambos promotores.