Recordando el espíritu del mítico Bulevar

El Bar España homenajea al legendario bar Bulevar con una fiesta y muchos amigos
Muchos amigos, buen ambiente y un concierto para recordar los inolvidables ochenta

Un artículo de Luis Angel Lobato. Fotos: Luis F. Nanclares y Charo Vergaz

bulevar2bulevar1El pasado sábado, 14 de noviembre de este año 2015, en el bar España de Medina de Rioseco, regentado por Fidel Santamaría Margareto y Marina Santamaría Fernández, se celebró una fiesta conmemorando el espíritu del mítico bar Bulevar, situado en el célebre paseo del mismo nombre, que dirigieron en su primera etapa (5 de marzo de 1982 – 30 de agosto de 2002) Fernando de la Iglesia, Francisco Sancho y el propio Fidel Santamaría, y que más adelante fue el propio Fidel quien en solitario lo condujo hasta su cierre en esta, como digo, primera etapa, en 2002.

bulevar4El sábado (y ya la madrugada del domingo), en el interior bar España, presidido por un cuadro del pintor Jesús Capa, un panel con un relato del escritor Diego Irimia y el cartel del magistral grupo de rock Bloody Mary, que amenizó la velada con temas emblemáticos de los años ochenta, nos reunimos un amplio grupo de amigos y de clientes para recordar aquellos ya lejanos años en el Bulevar, lugar de encuentro, junto con el no menos mítico bar Vodevil, de los que en los gloriosos años ochenta contábamos veinte años.

En aquellos 80, los de La Movida, los del Punk, los de La Posmodernidad,  el Bulevar (junto al Vodevil) fue un lugar de acogida y de resistencia cultural e ideológica donde casi todos nos enamoramos y nos desenamoramos y nos volvimos a enamorar; donde nos emborrachamos y nos serenamos al ritmo de Elvis Costello, de The Ramones, de Lou Reed o de The Sex Pistols; donde vimos cine, tocamos la guitarra, contemplamos exposiciones de pintura, bailamos agarrados cada Nochevieja al ritmo de Joaquín Sabina y nos besamos durante horas enteras mientras sonaban las baladas de Tom Waits de su disco The Heart of Saturday Night.

bulevar5Sí; el Bulevar fue ese corazón de las noches de los sábados que con desgarro cantaba Tom Waits y que, como todos los corazones, llega un momento que se detiene por un ataque de amor demasiado fuerte o de olvido.

Los años pasan y no perdonan. Y lo que fue aquel esplendor en el asfalto  ahora se ha roto y solo quedan cristalitos para recordar recomponiéndolos.

Y eso es lo que sucedió el sábado 14 (ya domingo 15) de noviembre de 2015. Recompusimos esos cristalitos azules y volvieron a fulgir aquellas bengalas doradas que hacían que nos mirásemos a los ojos felices cada Navidad; algunas veces cercados por la nieve.

Pero seguro que de nuevo restauraremos esos vidrios y volverán a lucir los neones y las bengalas al ritmo de una música ya para siempre inolvidable.

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