José Antonio Pizarro de Hoyos (Medina de Rioseco 1933-Vitoria 2009). Médico de profesión, dedicó una buena parte de su vida a la literatura. Autor de libros de poesía, relatos y novelas y articulista reconocido, entre sus publicaciones destacan: Vaivenes, Donde ayer hubo rosas, Sonetos de la media noche o Rocamundo. Fue pregonero de la Semana Santa riosecana en el año 1989. Representó siempre el auténtico “riosecanismo”, el amor sincero y profundo a la tierra que le vio nacer y volver en cuanto le era posible.
Sus hijos Pepe, Álvaro, Javier, Marta, Alicia, María y Gonzalo, bajo la sombra amparadora de su mujer han realizado una búsqueda entre los papeles de su despacho. “Pues sí, juntarnos a todos en torno a una imaginaria mesa camilla, para buscar, leer y releer su trabajo. Nos enseñó a soñar mostrándonos sus propios sueños. Nos sigue haciendo compañía, como siempre, y nos ha dado la posibilidad de seguir aprendiendo de mano de su obra. Continúa, junto con nuestra madre Upina, a la que tanto quiso, manteniéndonos unidos y regalándonos amor y poesía…” y la consecuencia es la edición que han preparado con esos recuerdos escritos de un libro que han titulado Pétalos y Ayeres. Estructurado en tres partes: Deshojando Margaritas y Sembrando Pensamientos. Ayeres y Relatos del horizonte.
La primera parte es un compendio de aforismos donde se recoge el modo de pensar y sentir de José Antonio, entre frases de limpia filosofía y un tierno humor. Son jugosas reflexiones sobre distintos aspectos de la existencia donde aflora el humanista y observador autor. Conformarían un corpus sobre el arte de vivir, donde el autor aconseja ante todo ser más que aparentar, no mentir, no traicionarse, trabajar sin desaliento para así formarnos y construirnos, observar y apreciar cuanto nos rodea. Sugerencias que podríamos hacer nuestras, porque el aforismo no acaba donde termina la lectura si no en la reflexión que nos provoca el hallazgo del pensamiento. En la segunda parte nos encontramos con el puro José Antonio poeta, el versificador fecundo, de temática amplísima y mirada lírica, con un gusto certero por el soneto clásico.
Poemas cercanos, llenos de sencillez y hondura… De los cuales tomamos dos muestras, Aura: He vaciado las calles/ de mí./Y he inundado de vacío/la llama de mi candil/. Soy la sombra pasajera/ de algo que, tal vez, no fui. Sensaciones: Te siento tan lejana, tan perdida, que lloro, bien lo sé, inútilmente…/Badajo el corazón, campana, frente,/repicando el amor toda la vida…
La tercera parte es una muestra de dieciocho relatos de diversa longitud. Aparecen personajes cotidianos y recuerdos de un modo de vida y de ser ya desaparecidos, el niño curioso e imaginativo que fue, el observador impenitente de la realidad, con una alegría e inocencia en la mirada, llenas las historias de esperanza y vida.
En el prólogo escribe José Antonio: “Con este libro pretendo decirme a mí mismo las cosas, sentirme, dialogar con mi otro yo y escuchar al otro yo cómo me habla….Si he puesto todo mi amor durará siempre.”.
Como está todo el amor su recuerdo literario y personal durará siempre.