Medina de Rioseco se traslada al sur de la península. El arte, la gracia y el color de Andalucía se instalan definitivamente en la ciudad de los Almirantes con la cantidad de eventos preparados para esta segunda jornada de la quinta edición de la Feria del Caballo. “Es el día grande de la feria”, aseguran desde la organización.
Un agradable paseo por los caminos de sirga del Canal hasta el Puente de Villalón dio inicio a esta festiva jornada. Refinadas calesas, coloridos volantes, un pequeño poni, floridos mantones, amazonas, trajes de corto, experimentados y aficionados jinetes, caballos, sombreros repartidos por el Club de caballistas riosecanos Hermanos Peralta a todos los participantes, y niños. Sobre todo muchos niños. Sin duda, una amalgama de elementos que han llenado esta mañana de sábado de elegancia y alegría el recinto ferial.
La nota refrescante a esta calurosa mañana, que dejó atrás la tormenta y las intensas lluvias, la pusieron los rebujitos ofrecidos a todos los amantes del mundo ecuestre que se congregaron en los aledaños del recinto ferial. El arte andaluz en estado puro llegó de la mano de Yaiza, ya en el interior de la carpa. El flamenco de esta cantaora tordesillana unido al vuelo de los volantes de las riosecanas conquistaron a la multitud de asistentes bailando por sevillanas.
El ambiente de feria es, por el momento, extraordinario, tanto riosecanos como foráneos están disfrutando de un acontecimiento único en la provincia y de “un clima que te embriaga y te contagia”, aspecto en el que coinciden todos los visitantes, tanto los que visitan esta feria por primera vez, como los que repiten la experiencia de años pasados.