Fue rejoneador, a título principal. Figura cumbre del toreo, el que revolucionó el mundo de la tauromaquia a caballo. Pero también fue poeta, actor, ganadero de toros bravos, criador de caballos, apoderado y… riosecano. Ha muerto Ángel Peralta, don Ángel, como se le conocía por aquí, a los 93 años. Después de que su corazón, el mismo que le llevó a organizar durante medio siglo una cincuentena de festivales benéficos en Rioseco, no aguantara más poniendo fin a una vida muy vivida.
Nació en la Puebla del Río (Sevilla) en 1925, a orillas de las marismas del río Guadalquivir, un carácter que ya acompañaría al rejoneador durante toda su vida. Cuando contaba con veinte años arrancó su meteórica carrera profesional como rejoneador. En 1948 se presentó en Las Ventas y sumó la friolera de 55 temporadas en activo. Pronto se subió a la cumbre del toreo a caballo y revolucionó muchas de las suertes.
Inventor de la collera, junto a su hermano Rafael Peralta, en 1971 logró cortar un rabo en la Maestranza; aunque no sería el único, en La Máxico también hizo lo propio. En 1990 tuvo un fuerte percance que le impidió volver a los ruedos, aunque prosiguió con su pasión en festivales, como el de Rioseco y siguió montando a caballo hasta casi cumplir los 90. Descubrió a la rejoneadora Lea Vicens con la que volvió a recorrer las plazas de toda la geografía nacional y francesa, también regresó a Rioseco.
Pero Ángel Peralta fue mucho más que rejoneador, fue un artista en todas las facetas de su vida. Desde 1954 comenzó su idilio con Medina de Rioseco, gracias a los festivales benéficos que organizó para recaudar fondos para la residencia de ancianos de la localidad. En San Juan había un día en Rioseco donde se veneraba a ‘San Peralta’. Ante la llamada de sor María Domeño y algunas religiosas más logró salvar “el convento” como él mismo llamaba a la residencia de ancianos y continuó su cita en el Coso del Carmen hasta bien entrado el siglo XXI.
Recibió muchos premios como la Cruz de Beneficencia en 1979, que le fue entregada en Medina de Rioseco, durante un festival, la Cruz al Mérito Civil en 1992 y la Medalla de Bellas Artes en 2013. El Ayuntamiento de Medina de Rioseco le condecoró con el título de hijo adoptivo que él lució con orgullo: “Tengo dos patrias, la Puebla que me vio nacer y Medina de Rioseco, mi segunda casa”, dijo en una reciente entrevista concedida a este diario.
Compuso coplas, escribió poemarios y otras publicaciones como Cabriolas, Caballo Torero o El Toro, entre muchos otros. Protagonizó películas junto a Juanita Reina (La Novia de Juan Lucero) o junto a Marisol (Cabriola) y fue un exitoso criador de reses bravas y de caballos en su finca El Rancho, de La Puebla del Río, donde también montó espectáculos ecuestres y todo tipo de banquetes.
Se va un genio del toreo, un riosecano de corazón, un artista. Ángel Peralta, don Ángel. Descanse en paz.