La intensa y fría niebla quiso convertirse en la protagonista de la noche más mágica del año. Pero no contaba con que sus Majestades los Reyes de Oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar, brillarían con luz propia para que cientos de niños de Rioseco y otros muchos llegados de multitudes de lugares disfrutaran de la presencia de los Magos.
La tarde era gélida y la niebla tan espesa que apenas dejó presenciar los fuegos artificiales en la dársena del Canal de Castilla. También empañó la vídeo-proyección sobre la fábrica de harinas, pero a la hora de la verdad tuvo que rendirse ante la aparición de los Reyes Magos, que llevaban jornadas de camino y llegaron puntuales a su cita con Rioseco, siguiendo el camino de San Vicente a Belén.
El barco Antonio de Ulloa llegaba a la dársena del Canal de Castilla, con sus majestades a bordo, además de todos los que formaban parte de una vistosa Cabalgata. Emoción, sonrisas y alguna lágrima de los más pequeños absortos, porque uno de los días más esperados del año ya estaba aquí.
Tras desembarcar y saludar a las autoridades, se iniciaba la Cabalgata. Como es habitual, primero el portal de Belén, con la Sagrada Familia y un buen cortejo de ángeles y pastores.
Los Reyes le seguían y cerraban la comitiva un espectacular elefante con aladín y una carroza en la que viajaban algunos seres fantásticos y la princesa; las dos carrozas que se incorporaron el pasado año a la Cabalgata.
Cientos de caramelos fueron arrojados por los Reyes, que en el Ayuntamiento saludaron a todos los niños. Luego, todos pronto a la cama, los zapatos bien limpios y unos vasitos de leche para que los Magos se repongan del tremendo esfuerzo. En la mañana de este 6 de enero, sabremos si Melchor, Gaspar y Baltasar no se han olvidado de ningún regalo. Felices Reyes.