La segunda edición del campus de fútbol de verano organizado por el Club Deportivo Rioseco comenzó el pasado lunes. Los 44 niños participantes disfrutarán de diferentes actividades deportivas encaminadas a fomentar la práctica de deporte también en la época estival de una manera diferente y más entretenida hasta el próximo sábado. “Desde el club pretendemos no encerrarnos solo en la competición, y para ello procuramos hacer muchas otras actividades paralelas como es este campus”, asegura Benito Conde, presidente del Club Deportivo Rioseco.
Este campamento futbolero, que hace que los niños vivan de una forma muy especial el fútbol, se desarrolla en las diferentes instalaciones deportivas del polideportivo municipal. Los pequeños deportistas, de edades comprendidas entre los 4 y 12 años, se divierten desde las 10.30 horas hasta las 14 horas realizando todo tipo de juegos y actividades divididos en cuatro grupos por edades. Cada grupo cuenta con dos de los nueve monitores con los que cuenta este año el campus. “Somos dos monitores por grupo y otro monitor que esta de apoyo por si algún día falla alguno por trabajo o por cualquier otra circunstancia para que siempre haya mínimo dos monitores por grupo”, explica Mario Navarro, uno de estos entrenadores estivales.
Todos estos monitores cuentan con experiencia en la práctica del deporte en el Club riosecano y en la instrucción de niños en categorías inferiores. Los nueve tienen o han tenido una vinculación estrecha con el equipo, bien como jugadores o entrenadores. Sergio Sánchez es uno de los monitores que se estrenan este año en el campus y asegura que “el cambio de jugador a entrenador es difícil a veces, pero con los niños también aprendes muchas cosas”.
Sergio, además de jugar en el equipo aficionado del club organizador, es entrenador del grupo infantil. En el campus actúa como monitor de los niños de entre 6 y 7 años y confiesa que “cuanto más pequeños es más complicado”. Además de la calidad futbolística, la calidad humana, el amor al fútbol y la pasión por el equipo organizador que demuestra este grupo de monitores es lo que hace que los niños se sientan en un ambiente totalmente familiar.
La planificación que realizaron el año pasado en la primera edición de este campus fue muy exitosa y gustó mucho a los niños, cuenta Mario y es por esto que desde el Club Deportivo Rioseco han seguido la misma línea en la distribución y en la realización de las actividades “reforzando lo que más les gustó a los niños”. Además este año y puesto que las temperaturas se preveían calurosas han introducido actividades en la piscina municipal la final de cada jornada diaria. Ejercicios técnicos y tácticos relacionados con el fútbol despiertan a los pequeños, para seguir practicando cada día un deporte diferente para que todo no sea fútbol, practican el pádel, bádminton, hockey, entre otros deportes alternativos. “Sobre todo juegos pre-deportivos para que los niños se vayan familiarizando con los materiales de cada deporte en cuestión”, asegura Mario Navarro.
En la segunda parte de la mañana realizan un fútbol más encaminada a la competición puesto que se trata de un deporte que lleva esta característica innata a su esencia. Esta es la parte que más gusta a los pequeños deportistas, que son en su mayoría amantes del juego que practican Messi y Ronaldo. “Me lo paso muy bien jugando a otros deportes, pero el fútbol es lo que más me gusta”, asegura Mario Calderón, jugador del equipo benjamín del Club Deportivo Rioseco.
Pero no solo de aspectos técnicos viven los deportistas y tampoco la disciplina de este campamento estival. El compañerismo, las normas básicas de respeto al rival, al entrenador y al material y temas relacionados con la salud y la higiene también son reforzados en este campamento futbolero. “Este año hemos incluido mucha educación deportiva, pero sobre todo hemos hecho hincapié en el tema de la alimentación, preparándoles un almuerzo en torno a las doce y cuarto de fruta y batidos o zumos”, detalla Mario. Sin duda aspectos muy importantes para cualquier deportista, ya sea de baloncesto, fútbol, tenis o cualquier otra modalidad.
Los objetivos de los organizadores es que los niños se diviertan, se lo pasen bien y disfruten practicando cualquier tipo de deporte, pero sobre todo el fútbol, que es el deporte que más apasiona a estos cuarenta y cuatro participantes, ya lo practiquen habitualmente o no. Las caras de ilusión y alegría de los niños y las ganas que le ponen a cada uno de los ejercicios hablan por sí solos. A su vez, Ana Pérez, la única chica del campus que ya jugó en el Rioseco en las categorías inferiores –prebenjamin, benjamín y alevín- asegura que para ella este campus “es una manera de poder practicar y disfrutar de este deporte que tanto le gusta”.
Las sensaciones de los participantes y las ganas de los monitores apuntan a que este campus tendrá continuidad en el tiempo. “Es un campamento que está ya consolidado y que va a tener bastantes más ediciones porque crea ilusión y eso es lo más importante de todo. Los niños se van muy contentos y alegres a sus casas y esto nos motiva aún más para seguir organizándolo”, asegura Antonio Pardo, coordinador del Campus.
Jornada festiva y día de clausura
El pasado jueves, al coincidir con la festividad de la Asunción de la Virgen, la organización preparó una actividad diferente a las que se hacen habitualmente que estuvieron destinados, además de a los participantes, a los padres y madres que quieran acudir al campo. Se trata de la celebración de varios partidos para que los padres sean testigos directos y presenciales de la progresión de sus hijos. El próximo sábado, último día del campus, la parte deportiva se realiza de forma suave con un entrenamiento ligero. Varios partidos de despedida pondrán fin a 6 días de deporte, compañerismo y amistad. Para clausurar el evento, se entregará un diploma y un pequeño trofeo a cada uno de los niños participante «para que todos tengan un recuerdo», concluye Mario.