¿Qué quedará de nosotros/cuando el amor se haya ido?, son los inquietantes y bellos versos con los que comienza el último poema de Dónde estabas el día del fin del mundo, el último poemario de Luis Ángel Lobato, que el pasado viernes tuvo su puesta de largo en Medina de Rioseco en un acto que tuvo lugar en el salón de actos de Caja España, que se llenó de público.
Abrió el acto del concejal de Cultura del Ayuntamiento de Medina de Rioseco, David Esteban, quien expresó “la importancia que juega el espacio en la obra, en la poesía de Luis Ángel, y es que ese espacio es su pueblo. Es indisoluble a su obra literaria y eso hace que el lector también se traslade a Medina de Rioseco. Y eso tiene que ser un motivo de orgullo para todos los riosecanos”. Más tarde tomó la palabra el director de Comunicación de la editorial Cálamo, Marco Porras, quien destacó que Luis Ángel y su poemario reciban el cariño de su tierra y de su gente.
La intervención estelar fue la de del catedrático de Literatura y escritor, César Augusto Ayuso, quien hizo un profundo e interesante acercamiento a Dónde estabas el día del fin del mundo, en el que “amor y lenguaje son las dos palabras fundamentales sobre las que hacer girar la esencia, el por qué del libro”. En un acertado e intenso comentario literario con diferentes ejemplos comparativos, Ayuso puso la poesía de Luis Ángel Lobato a la altura de la de Garcilaso de la Vega, Gustavo Adolfo Bécquer y Pedro Salinas, ya que en los cuatro “el amor es una experiencia intensa y dolorosa, un viaje apasionado y apasionante a lo más secreto y, al mismo tiempo, revelador del alma humana”. El autor de poemarios como Afirmación del hombre (1980), Las verdades del trigo (1992) o Compostela (1993) señaló respecto al libro de Lobato que “si lo leen, descubrirán cómo se puede hablar con sensibilidad y belleza de esa parte tan delicada, oscura y hermosa que es el amor y que, tarde o temprano, se apodera de la vida del hombre, unas veces con gozo y otras con dolor. La buena poesía, y esta lo es, nunca nos puede dejar indiferentes; más bien nos ayuda a conocer y sentir. A conocernos un poco más y a apreciarnos”.
El turno de intervenciones fue cerrado por el propio Luis Ángel Lobato con la lectura de algunos poemas de su nuevo libro. La presentación tuvo su mejor colofón con el recital que ofreció el pianista Diego Fernández Magdaleno con la interpretación de una serie de obras en homenaje a los 25 años de amistad con Luis Ángel Lobato, “con el que el oí por primera vez con 13 años hablar de Borges, de Salinas o de Bradbury”. Además el pianista dedicó una de las piezas a la memoria de su amigo Antonio Novo, que fallecía hace 20 años.