Los más pequeños fueron los auténticos protagonistas de la segunda jornada del XV Mercado Medieval de la India Chica. El domingo amaneció soleado y con un tiempo muy agradable lo que permitió que desde primera hora de la mañana, casi al tiempo que los artesanos y comerciantes abrieran sus lonjas, la calle Mayor se volviera a llenar de riosecanos y visitantes.
Los músicos y saltimbanquis hacían las delicias de los niños que, a media mañana, se dirigían hasta las inmediaciones de la iglesia Santa Cruz, que por un par de días se ha convertido en el Atrio de los Infantes. Allí, montaban en tiovivo o se sometían a las más duras pruebas de la escuela de escuderos. La puntería en el tiro con arco, la destreza a lomos de sus caballos o la feroz lucha en un torneo eran algunas de las cualidades que más se valoraban.
Teatro del Gatto protagonizaba un cuento chino Juan-Chi-To y el Dragón además de unos divertidos títeres. De nuevo, por la tarde, los títeres narraban Las historias del lobo Bob, además de la desternillante Trippe de cómicos. Amontonados por Azar traía su espectáculo circense H2Olga y los talleres en vivo de caligrafía antigua, impresión y grabado en papel, fundición de bronce, fragua, bolillos, vidrio soplado y mimbre permitían la participación de los más pequeños, que a esas horas ya soñaban con un tiempo lejano en el que príncipes, dragones y castillos eran los protagonistas.
El mercado de la India Chica tuvo ayer domingo, además, música y zancos y animación de calle como las teatralizaciones El profeta apocalíptico y El vendedor de Indulgencias. La clausura corrió a cargo de un espectáculo de fuego en la Plaza Mayor, que puso punto y final a este concurrido mercado que recreó la época más esplendorosa de la Ciudad de los Almirantes.
Fotografías de Fernando Fradejas, José Ignacio Santamaría y David Carpintero