Y Melchor, Gaspar y Baltasar emergieron de la espesa niebla. Apenas pasaban unos minutos de las siete y media de la gélida tarde cuando sus Majestades de Oriente, tras un largo viaje, divisaban la Ciudad de los Almirantes a bordo del Barco Antonio de Ulloa por las aguas del Canal de Castilla, a esa hora casi heladas. Antes, un espectáculo pirotécnico-musical prologaba el momento más esperado de la Navidad por cientos de niños de Rioseco y comarca.
Los Magos saludaban a los pequeños que se agolpaban en las barandillas de la dársena, con cara de frío y de sorpresa. El alcalde recibía a sus majestades “en la noche más importante para todos los riosecanos”, y pedía “salud y felicidad” para todos, especialmente “los que menos tienen”. Tras bajar de la embarcación, Melchor, Gaspar y Baltasar, acompañados de sus pajes reales, de la Virgen María, el Niño, San José, algunos pastorcillos, un mago, un hada madrina, algunos niños disfrazados, y los carteros reales a lomos de sus corceles, se subían en las carrozas que este año han sido renovadas y redecoradas para la ocasión.
La comitiva, entonces, recorría la calle de La Escoba, calle San Juan, hasta llegar a la Rúa Mayor, el lugar más concurrido, donde niños y mayores recogían los cientos de kilos de caramelos arrojados por los Magos y su cohorte. Al llegar al Consistorio y desde el balcón, Gaspar, en representación de sus majestades, lanzaba un mensaje de “amor y felicidad” y decía que “el mejor regalo que recibiréis es la compañía de vuestros seres queridos” antes de exhortar a los niños a comportarse bien “para que todo el año sea Navidad”.
Más tarde, y pacientemente, los Magos de Oriente recibieron, uno a uno, a todos los niños entregándoles caramelos y preguntándoles “cómo se habían portado”. Las monjas de Santa Clara y los ancianos del asilo recibieron también la visita de la comitiva, en medio de alegres villancicos.
Desde el Ayuntamiento de Rioseco se hacía una valoración “muy positiva” de esta renovada cabalgata y de la gran cantidad de riosecanos y visitantes que se agolparon en las calles. Entre algunas de las novedades destacaba la participación de la charanga The Solfamidas, además de la actuación de la Banda Municipal de Medina de Rioseco, las nuevas carrozas o la recuperación de la figura del Hada Madrina, además de varios niños que se disfrazaron para la ocasión e, incluso, de pequeños pastorcillos que no dudaron en llevar sus pequeños corderos. Al finalizar, los Reyes se pusieron manos a la obra y fueron, casa por casa, entregando todos los regalos. Menos mal que en muchos hogares pudieron reponer fuerzas con un buen vaso de leche, turrón y agua para los camellos. Por la nueva sede de La Voz, también han pasado. Gracias Melchor, Gaspar y Baltasar y buen viaje de regreso.
Fotografías de Miguel García Marbán, Pedro Villa, Teresa Castilviejo y David Carpintero