Con la invasión de la tecnología digital en el campo de la fotografía hay agoreros que anuncian la llegada de la era de la postfografia y, de paso, la falta de credibilidad sobre las imágenes referenciales.
Ya no se captura el mundo, el paisaje, los monumentos, los rostros. Se reinventan y recrean mediante fotomontajes, photoshop y el uso lúdico del software. Pero entre tanto llega invasor ese momento hay quienes -aferrados a su cámara y enorme afición- siguen mostrando con verdad el mundo, el pequeño/gran mundo de nuestro entorno.
Recreándolo sin artificios, desde la sensibilidad para encontrar rincones, perspectivas, enfoques que los demás no vemos, o que nuestra mirada repetitiva, cotidiana, cansada, ha gastado, no busca, ni percibe a su encuentro. El paso del tiempo esconde las cosas; tenemos una memoria quieta, estancada, de los lugares y objetos cotidianos. Las fotos de Fernando, con su enfoque poético, nos descubren otra visión, despiertan o avivan la memoria de esos lugares.
La exposición que Fernando Fradejas cuelga estos días en el Pub Nelson (con la hospitalidad de las hermanas Ubal), nos ofrece el disfrute de todo ello. Muestra el valor de unas imágenes atrapando una realidad poetizada que, por fortuna, acompaña nuestras vidas, son nuestro escenario.
Magnífica esa Dolorosa junto a los barros de Juni, captada en un momento y rincón único e irrepetible: iglesia de San Francisco, Semana Santa de 2011.
Enhorabuena, Fernando.