Sucede cada año, y, sin embargo, cada nuevo otoño nos sorprende. La caída de las hojas, símbolo del inexorable paso del tiempo y de la constante renovación de todas las cosas, nos vuelve a regalar y sorprender durante estos días con una bella alfombra multicolor, que, una y otra vez, nos invita a pisarla, a tocarla, a sentir el crujir lo fugaz, a respirar el olor de lo efímero. Y aunque es tiempo para la nostalgia y el recuerdo de lo perdido, también para la esperanza, porque, en palabras del poeta Leopoldo Lugones, “no temas al otoño, si ha venido. Aunque caiga la flor, queda la rama”.
Lo que cada nuevo otoño nos sorprende
Miguel García Marbán