Un año más, miles de riosecanos y visitantes, quizás en la afluencia más grande de personas de los últimos años, acudieron hoy a la ermita de la Virgen de Castilviejo a la llamada devota de su patrona para vivir un día en el que lo religioso se mezcla en perfecta simbiosis con el buen ambiente festivo y campestre. A media mañana, en la pequeña ermita no cabía ni un alfiler cuando se celebró la misa oficiada por los sacerdotes Juan Carlos Fraile, Gabriel Pellitero, Jesús Hernández y Eugenio Jesús Oterino y cantada por la Coral Riosecana Almirante Enríquez.
Después, comenzó la procesión en la que las imágenes del Cristo y de la Virgen recorrieron la pradera acompañadas por los bailes del grupo de danzas Ciudad de Medina de Rioseco al son de las músicas de los dulzaineros del Valle. En los actos estuvo presente la corporación municipal, encabezada por el alcalde y diputado provincial, Artemio Domínguez, así como el presidente de la Hermandad de la Virgen de Castilviejo, Antonio García, y los diputados provinciales Juan José Zancada y María Jesús Lobo.
Durante toda la jornada, la charanga The Sulfamidas puso de manera altruista sus divertidas músicas y canciones como un regalos a Medina de Rioseco y a todos sus vecinos con el objetivo de que “se vuela a recuperar el buen ambiente de romería que siempre hubo el día de Castilviejo y que poco a poco se está perdiendo”, según explicó uno de sus componentes Cristian Manso. Además, la propia charanga fue la responsable que durante varias horas los niños pudieran divertirse en varios hinchables instalados en la pradera porque “en Castilviejo es donde tiene que estar la fiesta”, añadió Manso.
La Virgen de Castilviejo es una fiesta en la que familias y amigos aprovechan para reunirse y disfrutar de una jornada campestre en la que no puede faltar la degustación de viandas típicas como los torreznos o la tortilla de patata, sin olvidar la casi necesaria obligación de comprar una cacha de caramelo. El veterano vecino Luis Ballesteros recordó con emoción las romerías de Castilviejo de su juventud cuando se llegaba en carro o en burro hasta la ermita y “lo bien que los pasábamos todo el día con distintos juegos y canciones”.
El nombre de Castilviejo procede de un antiguo castillo que se encontraba situado en las inmediaciones de la actual ermita y donde según la tradición apareció una imagen de la Virgen. Aunque las fiestas grandes de la localidad son las de San Juan en junio, los riosecanos siempre han manifestado una fuerte devoción hacia la Virgen de Castilviejo, sobre todo en épocas de sequía, cuando la imagen se llevaba en procesión hasta la iglesia de Santa María donde se hacían novenarios.
La cofradía de la Virgen de Castilviejo cuenta con casi 900 hermanos y hermanas, y es la encargada de mantener en perfecto estado todas las dependencias de la ermita y la pradera que la rodea, así como de organizar los actos religiosos que rodean a la fiesta del 8 de septiembre.
El domingo, de nuevo en la ermita de Castilviejo, se celebrará la festividad del Cristo con misa y procesión. Por la tarde, en el teatro principal, la Agrupación Lírica Vallisoletana pondrá la zarzuela La alegría de la huerta.