Recuperamos la sección de Cuadernos del Naturalista de nuestro colaborador Gonzalo Franco Revilla con una nueva entrada en la que descubre un árbol tan popular como el fresno, que en algunos casos supera la veintena de metros de altura.
Nombre y características botánicas: Árbol caducifolio que puede alcanzar desde los 5 hasta los 25 metros de altura, con la copa amplia y el tronco de corteza grisácea y rugosa. Hojas opuestas, imparipinada, con 7-9 folíolos de forma ovado-lanceolada, con la base entera y finamente dentados en la mitad superior. Limbo verde claro en el haz, glabro, con pubescencia en los nervios del envés. Pecíolos con pelillos. Las yemas son de color marrón claro. Flores apareciendo al principio de la primavera después de haberse despojado sus hojas generalmente al comenzar el invierno o con posterioridad. Son dioicos, y se disponen en densas panículas terminales y axilares.
Florece en febrero-Abril. Fruto en sámara (colgantes) linear-lanceolada, truncada oblicuamente. Los frutos se encuentran donde empieza la ramita del último año. Tradicionalmente los Fresnos se han desmochado, por lo que presentan troncos muy desarrollados y son aprovechados periódicamente como forrajeros por sus ramas y hojas cada 15 a 30 años. Corteza grisácea, agrietada en forma de retículo y que a veces adquiere un color blanquecino o anaranjado por los abundantes líquenes que suelen asentarse en ella.
Es un árbol que puede alcanzar un gran desarrollo. Destacan las descomunales mochas de los sotos de Rebollo de Duero (Soria), algunas de más 6,5 metros de perímetro. En Zamora son ordeñados dejando los troncos, como postes alargados y altos como en Fornillos de Fermoselle. En el Sistema Central y en sus estribaciones resulta más frecuente la poda corta a “cabeza de gato”. En Martín Muñoz de Ayllón (Segovia) conocen dos especies de Fresnos, el de hoja grande y el de hoja pequeña. Hay 4 subespecies: Fraxinus angustifolia subsp. angustifolia. Europa occidental hasta el norte de Francia, noroeste de África. Fraxinus angustifolia subsp. oxycarpa . Fresno ‘Raywood’; Fresno del Cáucaso. Europa oriental hasta la República Checa en el norte, suroeste de Asia y en el este hasta el norte de Irán. Fraxinus angustifolia subsp. syriaca Oriente medio y oeste de Asia. Fraxinus angustifolia subsp. danubialis Europa central.
Hábitat y Ecología: Habita en el sur de Europa, suroeste de Asia y noroeste de África. En la Península ibérica se encuentra en casi todas las provincias, aunque escasea en el norte donde es sustituido por la variedadd Fraxinus excelsior. A las poblaciones del noreste de España con pubescencia en el envés de los folíolos se las considera de la subespecie oxycarpa. En el norte de África es habitual en ríos y arroyos del extremo norte desde Marruecos hasta Túnez. Por el sur llega hasta el Alto Atlas y el Atlas Sahariano. Las fresnedas forman parte de los bosques de ribera a lo largo de muchos ríos peninsulares.
Las fresnedas mediterráneas se instalan con preferencia en terrenos silíceos, donde existe un nivel de agua freática oscilante al cabo del año. Los árboles con los que se mezcla el Fresno son, en los terrenos más frescos, chopos, álamos y sauces pero también con Olmos y Encinas en las vegas. En las montañas de la España occidental es muy corriente que aparezcan los fresnos, formando un paisaje característico, de setos lineares densos y muros de piedra, flanqueados de árboles desmochados. En menor medida los fresnos se mezclan con Alisos en los suelos húmedos así como con Álamos blancos en las vegas llanas. Los pastizales más extendidos en los fresnedales son los llamados vallicares, cubiertos de gramíneas vivaces de talla media, como el heno de Castilla (Agrostis castellana) Festuca ampla, Lolium perenne y un tapiz de flores como las velloritas (Bellis perennis), diente de león (Taraxacum officinale) y botones de oro (Ranunculus ficaria); pero también los majadales de hierba muy corta como espiguillas (Poa annua y Poa bulbosa) y manzanilla silvestre. Los trebolares, formadas por especies adaptadas al pisoteo como el trébol blanco y el diente de perro (Cynosurus cristatus) soportan los terrenos muy pastoreados.
En los bordes de setos y bajo los rodales densos proliferan las comunidades herbáceas forestales como las primaveras (Primula veris y Primula vulgaris). En donde el ganado y la fauna sestea o descansa se suele desarrollar un arbusto, el Saúco y por doquier medran las conocidas ortigas (Urtica dioica) y diversas labiadas de hojas muy similares, llamadas por ello ortigas muertas. En la época de lluvias estos parajes se convierten en verdaderos criaderos de setas comestibles, sobre todo de bola de nieve (Agaricus arvensis) y pies azules y violetas (Clitocybe nuda y Lepista personata). Si este sesteadero es más sombrío proliferan las comunidades escianitráofilas con la hierba ajera (Alliaria petiolata), la corregüela roja (Calystegia sepium) y la medicinal magarza (Tanacetum parthenium). Los troncos y ramas de los fresnos se visten a menudo con una capa gris plateada de líquenes (Parmelia glabra, Physcia leptalea, y Physcia ascendens) y, con frecuencia, del liquen anaranjado Xanthoria parietina, ligado a los árboles iluminados y muy frecuentados por las aves. Son importantes las fresnedas que aparecen en las vertientes norte y sur del Sistema Central, en las provincias de Ávila, Segovia, y Madrid. También son importantes las fresnedas en los valles de algunas montañas en Andalucía.
Usos y Etnografía: Además de los valores protectores del suelo y el ganado, los Fresnos han ofrecido un sinfín reutilidades prácticas al hombre. De los frutos se puede obtener aceite comestible, de sabor parecido al girasol, no hay que olvidar que pertenecen a la misma familia que los Olivos. En algunas comarcas de Castilla y León, las sámaras (almendrillas) se consumían en vinagre y salmuera como encurtido y sustituto de las alcaparras, también se puede utilizar como condimento de carnes y pescados. Con sus hojas se obtiene un colorante verde y con la corteza, azul. La madera es blanca, resistente, flexible y admite bien el pulimento. Es una de las maderas más apreciadas para carpintería y ebanistería.
En la cultura rural tradicional la madera del Fresno fue la base de multitud de aperos de labranza y útiles agrícolas, desde yugos, arados y carros, hasta mangos de hoces y guadañas y, sobre todo, de herramientas que sirvan para golpear repetidamente como mazos, hachas, martillos y picos. Al resistir de forma notable el rozamiento se utilizaba la madera en los carros para unir los ejes que unen las dos ruedas del “carro chillón” por producir al girar el ruido tan característico. Las ramas resultan muy apropiadas para construir horcas para aventar la trilla. Su madera también era apreciada para componer los travesaños de las escaleras de mano, así como los recubrimientos de suelos, de habitaciones y vagonetas.
Se construían, asimismo, toneles, reputados como los mejores para el aguardiente blanco del noroeste español. Actualmente su madera se emplea para fabricar artículos deportivos como remos, esquís, tacos de billar, raquetas de tenis, mangos de piolet, palos de hockey y béisbol. Las varas delgadas se pueden emplear para realizar cestería. En la Edad Media se fabricaban arcos con los tallos de Fresno, pero sobre todo, las lanzas largas, jabalinas y picas de caza, hasta el punto que los reyes de Castilla ordenaron la masiva plantación de Fresnos para aumentar esta curiosa práctica industrial. Desde un punto de vista medicinal, las hojas se han empleado como laxantes, diuréticas, antirreumáticas, antiinflamatorias, analgésicas, así como contra la artritis, artrosis y gota. Favorecen la eliminación del ácido úrico, son anticoagulantes y antiagregantes plaquetarios.
La corteza posee propiedades febrífugas, tónicas, digestivas, aperitivas y astringentes. Sobre los Fresnos se desarrollan las Cantáridas, insectos utilizados para producir la Cantaridina, sustancia de aplicación médica. Como ornamentales los Fresnos se emplean como árboles de sombra en plantaciones de avenidas y jardines por su profusa floración primaveral y por la especial tonalidad de sus hojas en otoño. En la antigua Roma, los fresnos, junto a los chopos, se plantaban para sujetar vidrieras, y, según cuenta Columela, las hojas funcionaban como alimento para al ganado ovino y caprino. En la mitología noruega, el Árbol del Mundo “Yggdrasil” se considera normalmente que es un Fresno, y el primer hombre, “Ask”, se formó a partir de un fresno. Por todos los lugares de Europa, las serpientes se dice que eran repelidas por las hojas de fresno o un círculo dibujado por una rama de fresno. El folclore irlandés sostiene que las sombras de un fresno dañarían las cosechas. En Cheshire (Inglaterra), se decía que el fresno podía usarse para curar las verrugas o el raquitismo. Véase también la letra ash («fresno» en inglés). En Sussex (Inglaterra) el Fresno y el Olmo se conocían como los «Hacedores de Viudas» porque sus grandes ramas a menudo caen de improviso. En la mitología griega, las Melíades eran ninfas del fresno, quizás específicamente del orno o fresno florido (Fraxinus ornus), de la misma manera que las dríades eran ninfas del roble. Muchos ecos de arcaicos ritos helenos y mitos implicaban a los fresnos. El Fresno exuda una sustancia azucarada que, se ha sugerido, era fermentada para crear el aguamiel de la poesía nórdica (skáldskapar mjaðar; en islandés moderno, skáldskaparmjöður).En el inglés antiguo la letra æ se usaba para referirse a los árboles de fresno. Como curiosidad existe un pueblo de la provincia de Valladolid con su nombre gentilicio Fresno el Viejo. Y para terminar unos versos de Quevedo referidos al uso de su madera para fines bélicos:
“Estos que han de beber fresnos hojosos, la roja sangre de la dura guerra”.