Tercera procesión en Medina de Rioseco y tercer desfile que no se suspende. No obstante, como en el día anterior la lluvia volvió a erigirse en triste protagonista y el Cristo del Amparo tuvo que desfilar, la mayor parte del trayecto penitencial, cubierto por plásticos que le resguardasen del agua y que apenas permitían ver su anatomía de madera policromada. Incluso, el encuentro con la Virgen Dolorosa, previsto en la Plaza Mayor, hubo que celebrarse al cobijo de la iglesia de San Francisco por la continua amenaza del cielo.
Finalizó el triduo en honor al Cristo del Amparo y como es habitual en las últimas décadas lo hizo con un Vía Crucis, íntimo, sobrio, muy del gusto de esta zona, en la que no participan tantos visitantes como los días del Jueves y Viernes Santo. Nada más abandonar la iglesia de Santa María, camino de las 14 cruces que irían recogiendo los cofrades de las 16 cofradías de Rioseco (la recién creada Cristo de la Clemencia no participó), comenzó a arreciar una fina lluvia que prácticamente acompañaría toda la procesión.
La cuarta estación penitente, el Encuentro con la Virgen Dolorosa, este año se pospuso, al encontrarse la iglesia de Santiago cerrada por los preparativos de las Edades del Hombre y debería haberse celebrado en la Plaza Mayor, ante las arcadas del Ayuntamiento. No obstante, de nuevo, la lluvia obligó al cambio de planes y este momento, uno de los más esperados en la procesión, se llevó a cabo en el interior del convento de San Francisco. Cientos de personas entonaron la Salve a esta Virgen, con gran devoción en Rioseco.
El Vía Crucis siguió calle Mayor arriba y tan sólo en los últimos metros, la lluvia concedió una tregua y el Cristo, a hombros de los cofrades riosecanos, pudo desfilar sin plásticos. Ya en el interior de Santa María, el párroco Roberto Pérez concedió la bendición a todos los fieles que participaron en esta procesión.
Por segundo año consecutivo, la hermandad del Descendimiento celebró su acto solemne de colocación del Santo Sudario en su paso titular, conocido como La Escalera en la Capilla de los Pasos Grandes. Y lo hizo ante la presencia de decenas de cofrades y de riosecanos que no quisieron perderse este emotivo momento. Tras la lectura del Evangelio, se colocó el sudario con el que los Santos Varones descienden el cuerpo ya sin vida de Jesús. Más tarde un hermano, Javier Martín Lorenzo, leyó unos emocionantes y vibrantes versos en los que compiló todo el sentimiento de esta populosa hermandad, que desfila el Viernes Santo.