La lluvia no se dejaba ver por Rioseco desde hacía muchos días, incluso meses. Y en el cuarto día de fiestas apareció y deslució un día que se antojaba intenso. Ocurrió al filo de las diez de la noche tras el encierro y durante la suelta de vaquillas en la plaza de toros. Cuando el agua más arreciaba, los espectadores de refugiaron en palcos y gradas y comenzaron a hacer la ola, en un momento divertido y curioso que quedará grabado en el recuerdo de San Juan 2017.
La lluvia obligó al Ayuntamiento de Rioseco aplazar los fuegos previstos para la media noche del domingo y celebrarlos a la misma hora este lunes, como colofón a las fiestas. La discomovida de disfraces y el karaoke que se debía haber celebrado en el Arco de Ajújar también tuvo que suspenderse. Desde la Concejalía de Fiestas se ha explicado que se buscará una fecha adecuada para su celebración.
El domingo de fiestas había comenzado pasado por agua, pero de otra forma. La lanzadera instalada en la calle Mayor, un gran tobogán de agua que partía a la altura de la calle Cardenal Amigo y prácticamente llegaba al atrio de Santa Cruz, hizo las delicias de niños y mayores.
Por la tarde, el campeonato de tanga –organizado por el club de la ciudad- no faltaba a su tradicional cita, como tampoco los juegos para las peñas. En esta ocasión la organización decidió conservar tan solo la cucaña e introducir como novedad tres divertidos juegos hinchables: la barredora, de bote en bote y el tres en raya. Los premios, como es habitual, se canjearon por jamones, lomo, salchichón y queso. Los soportales del Ayuntamiento acogieron el baile para los mayores con la actuación de Pahíno.
Los más pequeños pudieron divertirse con el encierro infantil, que precedió a un encierro de novillos en la Calle Castilviejo, que se desarrolló sin incidentes. A partir de ahí, la lluvia quiso sumarse a la fiesta y empapó el ánimo de riosecanos y peñistas.