La pradera de la ermita de la Virgen de Castilviejo además de lugar de culto y devoción, siempre fue un magnífico escenario de celebraciones y encuentros con amigos, alrededor de un buen almuerzo o una divertida merienda. Rescatamos estas ters fotografías, recogidas en el libro Medina de Rioseco en Blanco y Negro, como preludio a la festividad de la patrona de la Virgen, donde -un años más- la romería dará paso a la fiesta más popular y gastronómica. Entonces familias y grupos de amigos sacarán tortilla, chorizo y buen vino en mejor compañía.