Siguiendo el recorrido que iniciamos meses atrás por las casas blasonadas de Medina de Rioseco, hoy llegamos a la que está situada en el número 1 del Corro del Asado.
En el riosecano Registro de la Propiedad y con fecha de 1914, figura como su primera propietaria doña Javiera Blanco Álvarez, especificando que la vivienda era parte de la herencia recibida de su madre, doña María Antonia Álvarez Alonso, que a su vez la había heredado de sus padres, don Antonio Álvarez Yáñez y doña Francisca Javiera Alonso Cantón.
En la fachada, de carácter decimonónico, destaca en la parte superior de la misma el blasón de la familia Álvarez. Un campo jaquelado de quince piezas, ocho en azur y siete en plata, rematado por un sencillo yelmo y adornado por unos lambrequines apenas abocetados. La hechura de la piedra armera no destaca precisamente por su calidad artística, pero posee importancia histórica porque nos aporta el dato definitivo para afirmar con seguridad que la familia Álvarez era la propietaria de dicha casona.
El origen de esta dinastía estaba en la localidad de Villamañán, aunque el matrimonio formado por Juan Álvarez Huerta y Antonia García era natural y vecino de Tudela de Duero. En dicho municipio Juan Álvarez regentaba el oficio de escribano de número. Dos de sus hijos, Ángel y Mariano, fueron comerciantes (con negocios en España y América) y trasladaron su residencia a Medina de Rioseco, en la segunda mitad del siglo XVIII, donde se dedicaron también a la industria textil. Ángel Álvarez García, en concreto, fue además de familiar del Santo Oficio y regidor de nuestra ciudad. Se dedicó al lucrativo negocio de la fabricación de mantas para el ejército, para cuya empresa llegó a solicitar (infructuosamente) en 1794, la cesión del cuartel de caballería situado junto al arco de Ajújar, que en ese año ya se encontraba abandonado.
En 1796, y tras 7 años de arduos pleitos, quedó confirmada la hidalguía de Ángel Álvarez y sus hermanos, que recibieron un despacho por separado al año siguiente. Como agradecimiento por esta concesión mandaron publicar un denso sermón leído en Rioseco, el 22 de enero de 1797, y dedicado al político Manuel Godoy. De dicho texto reproducimos la portada, que es la de un ejemplar, propiedad de uno de sus descendientes riosecanos.
Hijo de Ángel Álvarez fue Antonio Clemente Alonso Yáñez, nacido en Medina de Rioseco en 1733 y casado con Javiera Alonso Cantón, natural de Valderas. Antonio trasladó su residencia a Madrid y obtuvo en la corte el título de Gentilhombre de Cámara con ejercicio, durante el nefasto reinado del infame Fernando VII.
Hijos de Antonio y Javiera fueron, entre otros, Ángel Juan Álvarez Alonso, senador, secretario de la reina Isabel II y primer Marqués de Valderas, de quien ya trajimos su biografía a esta sección de LA VOZ DEL AYER. Y hermana de Ángel fue María Antonia Álvarez, casada con el labrador y comerciante riosecano Ezequiel Blanco, padres ambos de Javiera Blanco Álvarez, inscrita en el Registro como primera propietaria del histórico y blasonado inmueble.