Hidalgos riosecanos de los Siglos XVI a XIX


Teresa Casquete Rodríguez. Historiadora del Arte

Medina de Rioseco, como todas las ciudades españolas, tuvo durante siglos una división social piramidal, con una cúspide ocupada por los Enríquez y sus familiares directos, seguida de los hidalgos, muchos de ellos servidores de los propios Almirantes. Pese a ello, en nuestra ciudad nunca hubo división de estados.

Durante los siglos XVI y XVII la clase social de los hidalgos, a penas superó en Rioseco un 5% de la población, todos ellos recogidos en el Padrón de Nobles, que era actualizado anualmente. Y entre los privilegios con que contaba este estamento, estaba el de la exención de algunos de los impuestos, obligatorios para el resto de la población, así como el uso y colocación de sus armas en las fachadas de sus casas, además de poder ocupar cargos tan destacados como el de regidores o mayordomos de las distintas parroquias y cofradías.

Han llegado a nuestros días algunos ejemplos de esas casas blasonadas, aunque por la pérdida de la documentación original, hoy se requiere mucho tiempo libre para elaborar un detallado estudio que esclarezca a quién pertenecía cada uno de los escudos. Por desgracia no todas esas casonas históricas han sobrevivido a la irracionalidad urbanística y a la salvaje especulación que viene sufriendo nuestra ciudad en los últimos decenios. En la fotografía, podemos apreciar esta vivienda, derribada a finales de los años 60 y sustituida por el horrendo edificio del Banesto, situado al principio de la Calle Mayor y haciendo esquina con la actual calle de Pablo. Sus escudos se salvaron y se encuentran hoy encastrados en la fachada del ayuntamiento, aunque la rejería del balcón, los ladrillos y otros restos pasaron al mercado anticuario. Son del siglo XVII, al igual que lo era su fachada de ladrillo macizo, adornada con cuatro pilastras y un balcón de hierro forjado, rematado con bolas en las esquinas. Nada sabemos de sus antiguos propietarios, solamente que destacaron en algún hecho militar desconocido, a tenor de las armas y banderas que circundan el primero de los blasones.

No ocurre lo mismo con la vivienda situada en frente de ella, ya que sabemos que en su fachada luce el escudo de la familia Pizarro o la situada en la calle Misericordia, con las armas de los Núñez de Monroy, o la que en la acera izquierda de la Calle Los Lienzos y que posee un hermoso balcón, bajo las armas del obispo Núñez de Caso o la casona que nos recibe al entrar en Rioseco por el camino de Castilviejo y que tiene junto a una de las esquinas el escudo del apellido Largo. Caso aparte es la casa de don Jerónimo de Aguilar, situada en el Corro San Miguel, con el edificio original arrasado hasta los cimientos, y con el antiguo escudo empotrado en la actual vivienda.

Sin embargo, aún nos son desconocidos los propietarios que colocaron sus blasones en la enorme caserón (hoy convertido en pisos) de la Avenida Juan Carlos I, o en la casona situada en el Corro del Asado (delante de El Torno), o la del número 43 de la Calle Mayor (recientemente también transformada en apartamentos), o la situada a la entrada de la Calle Los Lienzos, en el número 10, con un fabuloso escudo sostenido por dos salvajes que ejercen de tenantes. Y tantas otras hoy derribadas por causa de una modernidad mal entendida.

Pero, exactamente ¿quiénes fueron esos hidalgos riosecanos? ¿Cuáles fueron sus nombres?

He aquí una larga y endogámica (aunque incompleta) lista de todos aquellos paisanos nuestros que entre los siglos XVI y XIX tuvieron este título:

Mateo Díez de Tejada, Juan de Barbadillo Quincoces (procedente de Villabrágima), Inocencio Martínez Ochoa (originario de Canales de la Sierra, Rioja), Francisco Valencia, Francisco de Porquera, Diego de Castillo y Torquemada (uno de los tres señores de Sardón de Duero), Martín Fernández Ezquerra, Celedón Viniegra Erce, Ventura García de Fonseca (abuelo de Ventura García Escobar), Tomás Varona, Tomás Sánchez de Sahagún, Santos de la Vega y Cuesta (se declara vecino y comerciante de Rioseco), Pedro Pinto del Corro (uno de mis tatara…abuelos), Pedro González de Mendoza Getino Arintero (abogado de los Reales Consejos), Pedro de Solís León, Nicolás José Díez Cuende, Miguel Paniagua y Manrique (procedente de Castromocho), Miguel Gómez, Martín Sobera, Martín Olea, Marcos Pérez, Manuel Silvestre Paniagua, Manuel Sáez Baños, Manuel de Semprún, Manuel de La Huerta (otro de mis tatara…abuelos), Manuel Galván Bujido (otro tatara…abuelo mío y antepasado de la actual familia Galván), Manuel Álvarez de Olmedo (regidor capitular de Medina de Rioseco), Mancio González, Luis y Andrés Álvarez Esteban, Lucas Rubio, Juan Valbuena García (nacido en Rioseco y vecino de Palencia), Juan Ortiz, Juan Lobato, Juan Ferragudo Cuende, Juan Francisco Núñez y Portocarrero, Juan de Sobera, Juan de Arévalo Alonso, Juan Antonio del León Araujo (éste se declara del Real Consejo de Su Majestad), José y Francisco Díez, José Sáenz de Arellano, José Rubio, José Pérez Ramos (se trasladó a Orense), José López de Prado, José González Rosende (emparentado con los Fernández de las Omañas y los Ferragudo), José de Castro (mi bistatarabuelo), José de la Torre, Juan Alesón Fernández (procedente de Pontevedra), Jerónimo de Hijosa Rodríguez (trasladó su residencia a La Coruña y fue Comisario de Guerra de los Ejércitos de Su Majestad, y Regidor de La Coruña), Manuel Pizarro (antepasado de la actual familia Pizarro), Gregorio del Valle (Caballero de la Orden de Santiago, Colegial Mayor de Oviedo, del Consejo de S M de las Ordenes), Gaspar Medina Olea, Gaspar Francisco de Gauna y Escobar, Gaspar Fernández de Palacios (natural de Rioseco y vecino de Nájera), García de las Cuevas Calderón, García Benavente (familiar de Álvaro de Benavente), Gabriel Antonio Torres Flores, Francisco de Viguera y Torres, Francisco Viguera Escudero (él y el anterior, emparentados con los Pizarro), Francisco Rubín de Celis, Francisco Prieto Caballero (teniente), Francisco Paniagua y Manrique (vecino de Castromocho y natural de Rioseco), Francisco Díez, Francisco del Nero Escobar (embajador de España en la Toscana), Francisco González Canillas, Francisco de Vergara, Francisco de Medina Prado (poseían capilla propia en Santa Cruz), Francisco de Lahoz, Francisco de Calvo, Francisco de Aguilar, Domingo y Juan García, Diego de Villalpando, Diego de Romuroso, Damián Garavito, Cristóbal Gabí, Cristóbal Calderón de Escobar, Juan de Escobar, Cayetano García de la Maza (capitán del Regimiento Provincial de Toro y héroe de la Batalla del Moclín), Blas Riaño, Blas de Ergueta, Benito Antonio Barredo, Bartolomé de Rivero, Baltasar y Diego Fernández de las Omañas, Atanasio Fernández de la Cuesta, Antonio Martínez de Buendía, Antonio Martínez de Bedoya, Antonio López de Leonis, Ángel Viguera Escudero (emparentado con los Pizarro), Andrés Velasco Lombillo, Andrés de Quevedo, Ángel, Damián y Mariano Álvarez García, Ambrosio de Cuartas Caramés, Alonso y Juan de Espinosa Villarroel (de la famosa familia de banqueros, el segundo fue camarero de Luis Enríquez de Cabrera y Vittoria Colonna, y presentó su título de hidalguía como prueba para estar exento del pago de las deudas que dejó el Almirante, por una escritura de obligación que le había otorgado a él, a Luis Díez, mercader, a Jerónimo de Aguilar y al italiano Vicenzio Gentile), Alonso de San Martín Escudero, Alonso de Olivares, Alberto, Andrés y Juan Pizarro (antepasados de la actual familia Pizarro), Luis Trujillo Rabanal. Incluiremos aquí al riosecano Jacinto Vicente del Amo, que solicitó la hidalguía en la tardía fecha de 1803, pero se le denegó su concesión.

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