Mariano Macón ha elegido el paisaje castellano como tema preferente de su pintura, y ha construido un estilo personal en el que la investigación sobre los problemas pictóricos son su principal objetivo.
Por encima de todo el protagonista de los cuadros de Macón es el color. Lo aplica con libertad, dejando que los tonos puros vibren en confrontación unos con otros. En su concepto del color se descubren a veces matices simbolistas, en otros casos violencias fauces, casi en los límites del expresionismo, y en igual medida están presentes todos sus principios activos de la abstracción en cuanto al comportamiento independiente de los colores y formas y al uso de los mismo desde su capacidad poética en el doble aspecto de construcción o sugerencia.
Al contemplar de cerca cada una de sus pinturas las pinceladas toman vida independiente, se desvinculan del tema relacionándose entre sí, según principios exclusivamente pictóricos.