A lo largo de nuestra vida nos hacemos una idea de lo que entendemos por una buena persona, que necesitamos personificar en hombres y mujeres de nuestro entorno. Muchos coincidirán conmigo en que Aurelio Rodríguez era una buena persona. Un hombre prudente y sensato cuya silenciosa presencia pasaba la mayor de las veces desapercibida.
El pasado viernes Aurelio nos dejaba después de una traicionera y rapidísima enfermedad. Ese día recordé su paso por el Atlético Riosecano como presidente o su presencia en los partidos de baloncesto del equipo Almirantes, siempre con esa presencia silenciosa que siempre transmitía sosiego. Ayer domingo el CD Rioseco guardó un emotivo minuto de silencio para recordar a este hombre que también fue durante meses presidente del club blanquinegro, además de miembro de su junta directiva. Sin olvidar que también fue director de la Feria Agraria e Industrial para la Tierra de Campos
La vida te depara sorpresas. No podía imaginar Aurelio que, cuando de joven llegódesde su pueblo natal en la provincia de Segovia a Rioseco para estudiar en elSeminario Claretiano, años después volvería con su familia por motivos profesionales para convertir a la Ciudad de los Almirantes en un lugar donde vivir y llegar a tener unintenso espíritu riosecano. De tal forma que, aficionado que era a jugar a lotería, sabía que nunca se movería de la terracampina aunque la diosa fortuna le tocara con el dedo.
Amante de la naturaleza, el viernes Aurelio inició su último paseo por la más larga de las riberas, como en uno de los tantos que cada sábado y domingo por la mañana realizaba en compañía de sus amigos Artemio Domínguez, Ángel Mucientes y Artemio Valles junto a su querido Canal de Castilla o por el camino de Castilviejo hasta llegar a la ermita, donde siempre entraba a rezar a la patrona
Sin duda alguna, en los próximos días, de esperada reunión familiar navideña, su esposa, Angelines, y sus hijos, Sonia, Roberto y Beatriz, sabrán vencer la tristeza de la pérdida manteniendo vivos los miles de recuerdos de su ser querido. Entonces volverán a sentir como un cálido aliento la silenciosa presencia de Aurelio para saber que siempre estará con ellos
A toda su familia y amigos nuestras más sinceras condolencias. Querido Aurelio, descansa en paz. Que estas palabras sirvan de homenaje a todos esos buenos hombres y mujeres prudentes y silenciosos que ayudan en su paso por esta vida a dignificar este mundo de locos en el que vivimos.