El Sequill0, ese que da nombre a nuestra ciudad, no es que sea un prodigio de caudal pero, a veces, cuando se enfada, puede mostrar su furia y demostrar a su paso pro Rioseco que es capaz de llenar su cauce. En los últimos días la situación es la contraria. Parece estar de capa caída y en algunas zonas, especialmente en los aledaños del cementerio, su caudal es raquítico. Tanto que apenas parece un arroyo. Y es que Rioseco se llama así por algo.