Casi siempre quedan eclipsados por la torre de una iglesia o las almenas de un castillo. Pero lo cierto es que esas formas angulosas, a menudo oxidadas, conforman el perfil de un horizonte próximo, cotidiano y muy conocido. Son los depósitos de agua, silos, graveras, torres de extracción, harineras, restos de fábricas industriales. Arquitecturas del ayer que han sobrevivido al presente. Elementos tan asociados a la periferia del mundo rural como los campos de cebada o el sempiterno frontón de pueblo.
Bajo esta reflexión el artista riosecano Manuel Ezía acerca al Palacio Pimentel sus ‘Construcciones Otras’, una muestra donde la fotografía, la estampación digital, la escultura y la vídeo-instalación son las herramientas para “reflexionar sobre recuerdos de ambientes industriales del pasado, y un intento de aproximación diferente al paisaje de pueblos y municipios a través de edificios y construcciones civiles e industriales”, señala el propio artista.
El diputado de Cultura y alcalde de Rioseco, Artemio Domínguez, participó el pasado miércoles en la inauguración de la exposición, junto a Manuel Ezía. Artemio Domínguez se mostró “encantado” porque el artista es riosecano. “Desde niño ya apreciábamos sus cualidades pictóricas”, dijo Domínguez, quien aseguró que esta muestra “hace que veamos las cosas de diferente manera, gracias a la visión del artista”.
Por su parte, Manuel Ezía recordó que desde hace más de dos décadas se siente atraído por la temática industrial, aunque su evolución es clara “hacía lo digital”, después de pasar por una etapa de “pictoescultura” de la que aún quedan reminiscencias. Quiso también aclarar que la pieza “disonante” que se encuentra al inicio del recorrido de la muestra, titulada ‘La Cochera’, quiere “ser homenaje y nostalgia de un espacio y una persona donde aprendí unos valores y donde se inició todo”.
Para Manuel Ezía esas arquitecturas que retrata, que esculpe o que hacen que tome vida en sus vídeo-instalaciones “tienen un valor a la hora de la contemplación de un paisaje”. Esos espacios del medio rural, explicó el riosecano, “tienen que ser conservados porque son nuestra seña de identidad”.
Ezía trabaja sobre la hipótesis de que todas esas construcciones son como “esculturas anónimas a gran escala”, que él ha querido congelar a través de la fotografía digital, o minimizar en sus esculturas. El juego de las sombras y el vídeo hacen que esas pequeñas piezas tomen –más tarde- el tamaño y la importancia que mantienen en el paisaje rural y real.
Quizá el visitante que se acerque hasta la sala de exposiciones del Palacio Pimentel hasta el próximo 24 de noviembre (Laborables, domingos y festivos de 12 a 14 y de 19 a 21 horas. Lunes, cerrado) reflexione sobre la importancia de estas arquitecturas. Y seguramente esos perfiles y formas ya no pasarán desapercibidos en su próximo vistazo al horizonte de cualquier paisaje de pueblo.