Fotografiados millones de veces, realizados con primor en óleo, esculpidos con destreza en madera y bronce, o incluso en plastilina, los pasos grandes, los populares El Longinos y La Escalera nunca habían sido inmortalizados en piedra. Era cuestión de tiempo. Ahora, el escultor riosecano Miguel Ángel Jiménez los ha cincelado durante los últimos cinco meses con toda clase de detalle en dos grandes placas de piedra.
Después de cinco meses de trabajo, las dos obras de arte reposan en el taller del escultor en la calle Huerto Estrada antes de que se trasladen hasta el Museo de San Francisco para que durante los días de Semana Santa puedan ser visitados para disfrute de riosecanos y visitantes que durante esos días pasarán por un espacio que, este año, cobrará una especial importancia al acoger las procesiones del Martes y Jueves Santo.
Tras 32 años de profesión, Miguel Ángel Jiménez confiesa que la obra es “un homenaje a la Semana Santa y a los riosecanos”. El escultor explica que “siempre, desde niño, me han impresionado estos pasos verlos en su capilla o pasar por la estrechas calles”. Una emoción que le hacía pensar “yo tengo que hacerlos alguna vez”.
Los dos relieves tienen un tamaño de 85 por 60 centímetros y un grosor de 6 centímetros que en alguna vez el artista ha rebajado hasta dejarlo en uno sólo con lo que ello entraña de peligro y de dificultad, según explica Jiménez que, más que un escultor, se considera, con gran modestia, “un trabajador de la piedra”.
Para hacer realidad estas dos obras de arte, el riosecano se ha validos de dos grandes fotografías que le han servido para conseguir una representación de cada uno de los pasos dentro de la capilla que asombra por la similitud y el detalle logrados. Respecto a la realidad, sólo La Escalera no presenta la talla de la Virgen, ya que “para mí nunca ha formado parte del grupo escultórico porque creo que sobra”, señala.
Son muchos los riosecanos que ya han pasado por el taller del escultor y han disfrutado de estas dos bellas piedras talladas. Ahora, la ilusión del riosecano sería que ahora formaran parte de la fachada de los pasos grandes. De esta forma se sumarían a las obras de este escultor que ya forman parte del patrimonio riosecano como la escultura a los Héroes del Moclín, el crucero de la iglesia de Santiago, la Fuente de la Flora o el Monolito a las Víctimas del Terrorismo. Mientras tanto, hasta finales de año, se podrán admirar en el Museo de San Francisco como la especial contribución de este delicado artista a Las Edades del Hombre.