El triunfo de la escultura de Juan de Juni en la diócesis de León jugó un papel fundamental en la figura de Juan de Angés el Viejo, que se convirtió en el mejor transmisor de los formulismos que triunfarían en este territorio durante el segundo tercio del siglo XVI.
Con Juan de Angés aprendieron el oficio de escultura su hijo del mismo nombre y Bautista Vázquez quienes continuaron la senda del mismo Juni. No obstante, estos se adaptaron a la nueva corriente del Romanismo de la mano de Gaspar Becerra que trabajó en Astorga, aunque siempre perduró un sustrato juniano. A esta generación de escultores seguidores de Juni, pero reconvertidos al romanismo, pertenece Juan de Anchieta el Mozo, autor del relieve que nos ocupa hoy de El Lavatorio.
Forma parte de un conjunto de seis tableros documentados entre 1581 y 1586, dedicados a la Pasión de Cristo y destinados a la predela del antiguo retablo mayor gótico de Santa María de Arbás de Mayorga de Campos.
El apiñamiento de las figuras en la escena, su aplastamiento contra el fondo o la existencia de algunos tipos humanos característicos no ofrecen dudas del origen juniano de la inspiración; aunque cabalga entre este estilo y el romanismo imperante de la época.
Policromada la pardela por el pintor leonés Bartolomé de Carrancejas en 1808, quien contó con la colaboración de Bartolomé Cid, el conjunto es un destacado producto el diverso y deficientemente conocido foco romanista leonés.
El Lavatorio. Juan Angés El Mozo.
1581-1586. Madera policromada. 81 x 88 x 4 cm.
Iglesia del Salvador y Santa María de la Plaza (Mayorga).
Procede de la iglesia de Santa María de Arbás (Mayorga).