El crucificado del Cementerio vuelve a casa. En este caso a la capilla existente en el Camposanto de la localidad riosecana tras una temporada en el que la talla ha sufrido un importante proceso de restauración. El pasado jueves la Diputación de Valladolid hacía entrega de la pieza ya rehabilitada y se colocaba en el altar que preside.
Al acto acudió el alcalde de la localidad, Artemio Domínguez, también diputado de Cultura, acompañado de los concejales María San José, David Esteban, Francisco Javier Gallego, Mercedes Fernández, Isidoro García Pando y Baltasar de la Cruz. También estuvo presente el responsable del cementerio municipal, Julián Rodríguez y el párroco de Santa María y Santiago, Juan Carlos Fraile, quien bendijo la escultura.
El alcalde de Rioseco, Artemio Domínguez, recordó que el crucificado entró en la campaña de restauración de la institución provincial. “Hay personas muy devotas de este Cristo que me decían que estaban deseosas de que la talla volviera a la capilla”, dijo el regidor, antes de agradecer tanto a la Diputación como a la Fundación de Las Edades del Hombre su colaboración.
Se trata de un crucificado esculpido en el siglo XVI y que se ha relacionado con el entorno del escultor Juan de Valmaseda. La talla de madera de nogal presentaba ataque de insectos xilófagos, pérdida de volúmenes en dedos de manos y pies, grietas a la altura del pecho y en los hombros, además de daños visibles en la policromía.
La restauración ha sido efectuada por la Diputación de Valladolid en colaboración con la Fundación de Las Edades del Hombre y ha consistido fundamentalmente en la eliminación de suciedad, consolidación y desinsección de la madera, la reconstrucción de los volúmenes perdidos, estucado y reintegración de las lagunas, barnizado de la policromía y tratamiento de los clavos.