Punto y final al Campamento Urbano Rioseco Recicla para 70 niños. El pasado viernes los participantes en el divertido campus despidieron quince días de actividades, talleres y diversión con un colorido desfile que ha puesto el broche de oro a la iniciativa.
Muchos de los pequeños pasaron la noche en el polideportivo municipal, cuartel general del campamento. Una velada nocturna, la proyección de una película y algunos juegos organizados por los monitores en prácticas hicieron que la noche fuera muy diferente.
Amaneció el sábado y los niños retocaron sus disfraces y las coreografías de la exhibición que minutos más tarde protagonizarían ante sus familiares y amigos. Al filo del mediodía se iniciaba un colorido desfile donde los pequeños demostraron todo lo aprendido en este campamento en el que han comprendido la importancia del reciclaje.
Cada grupo hacía referencia a uno de los diferentes contenedores de reciclaje existentes. Mostraron a las personas que abarrotaron el polideportivo qué elementos son los que hay que depositar en cada contenedor y para qué sirven. Los concejales del Ayuntamiento, María San José, David Esteban, Mercedes Fernández y Rafael San José entregaron a cada niño un diploma que acredita su participación en Rioseco Recicla.
La coordinadora de la actividad, Virginia Benavides, destacaba los resultados obtenidos y su satisfacción porque todo haya transcurrido según lo previsto. Los monitores refrendaban esta idea y muchos de los niños mostraban su pena porque el campamento acabara. Ahora habrá que esperar un largo año para repetir experiencia.
Visita a la popular huerta de Luis Ballesteros
Entre las muchas actividades que han llevado a cabo los componentes del campamento urbano, una de las que más han sorprendido a los pequeños ha sido la vista realizada a una huerta riosecana. Gracias al hortelano Luis Ballesteros han disfrutado de una mañana diferente, divertida y productiva. Ballesteros ha ido mostrando a los niños su huerta, que él mismo define como su “vida”. Lechugas, cebollas, pepinos, pimientos, judías, patatas… todo ello perfectamente cultivado y listo para llevarlo cada mañana al mercado. Los pequeños también pudieron hacer preguntas, como Héctor quien se interesó por los años de oficio de Luis Ballesteros. “Nada más ni da menos que 77 años llevo trabajando en esta huerta que se llama Villa Jesusa”, contestó el dicharachero hortelano.