Dos décadas llenando de buena música las rúas riosecanas

La formación musical del Santo Cristo de La Paz y de los Afligidos celebra su veinte aniversario desde que el 20 de marzo de 1994 se aprobara en junta general

Banda de Cornetas y Tambores del Santo Cristo de la Paz

Logotipo Conmemorativo

Ya han pasado veinte años desde aquel 20 de Marzo de 1994, cuando la formación riosecana comenzase su andadura musical. Aquel día, un proyecto ilusionante se fraguaba dentro del seno de la cofradía del Santo Cristo de la Paz. Aquel domingo, como cada Domingo de Pasión y tras la celebración en la Iglesia de Santa María de la eucarística en veneración del Santo Cristo de la Paz, la Cofradía procede a celebrar su Asamblea General Ordinaria en el Restaurante Castilla.

Los hermanos se agolpan alrededor del secretario de la Cofradía, quien a viva voz replica los nombres de los hermanos; un sí o un silencio atestiguan su obligada asistencia. Poco a poco, los hermanos se dirigen hacia el lugar elegido para la Asamblea y la calle Las Armas se llena de los ecos producidos por los murmullos llenos de ilusión que despierta este proyecto; un novedoso y apasionante proyecto que ya desde hace meses, y aún como un leve rumor, resonaba en las rúas riosecanas.

Da comienzo la Asamblea; la Junta Directiva, presidida por el entonces presidente Jesús San José comienza a tratar el punto del día referente a la Banda de Cornetas y Tambores, la decisión por parte de la Junta Directiva de dar forma a ese proyecto musical es aprobada por unanimidad. El Señor César de Obeso pregunta: “¿se aprueba?”, los hermanos con unanimidad responden “¡Sí!”. Esa unísona afirmación hace dibujar una sonrisa en el rostro de todas aquellas personas que lucharon por hacer realidad un proyecto pionero dentro de una cofradía en la Semana Santa de Medina de Rioseco.

Son ya dos décadas portando la cárdena capa que evoca la originaria indumentaria de esta cofradía. Una capa que, junto al compás del tambor y al sonido desgarrador de la corneta, dibujan los recuerdos de aquellos que nos dejaron, de los que se marcharon sin decirnos adiós. Viento que mueve nuestras capas, llévales nuestra esperanza, nuestro sonido hecho lágrima en cada nota. Simplemente escuchen, dejen atrás todo y sientan su sonrisa en cada nota, ellos son el color cárdeno de nuestras capas que como cada Viernes Santo vuelan a merced del viento del recuerdo.

¡Gracias allí donde estéis!

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