Instantes antes del pitido inicial, una fuerte granizada se adueñó del Juan Carlos Navarro, obligando así a locales y visitantes a terminar el calentamiento y a refugiarse en los vestuarios. Pero, segundos antes del inicio establecido del partido, las nubes y la lluvia dejaron paso a un radiante sol primaveral. Eso sí, después de haber inundado el césped. Sin embargo, la gran tormenta de buen juego y ocasiones que provocó el Rioseco desde el los primeros compases del choque no tuvo la recompensa del gol. Y es que detrás de algunas tormentas, no llega la calma.
Así, la sensación en la grada del Juan Carlos Navarro, tras el pitido final, no era del todo buena, puesto que ambos equipos tuvieron ocasiones de sobra para haber movido el marcador. Si bien es cierto que los blanquinegros generaron las más claras. El primero en acechar la portería rival fue Mario Molina, que salpicó un gran balón, qué caló de lleno en los guantes del portero visitante, que se desquitó el balón como se sacude la humedad un perro recién bañado: tan rápido como eficaz. La siguiente la tuvo Sergio, que remató un balón envenenado en el área, pero la ocasión se evaporó. Con este panorama, fueron transcurriendo los minutos. El juego se fue dispersando y el halo de la lluvia impedía desplegar un juego fluido.
Pese a todo, eran los blanquinegros quienes continuaban llegando con más peligro al área custodiada por el Ejido. Fue a partir de la media hora de juego, cuando el equipo de David gozó de sus ocasiones más claras, con Paco como principal amenaza. Y es que el riosecano protagonizó dos de las opciones más claras de la primera mitad: la primera, tras un gran pase entre líneas de Álvaro y la segunda, tras un balón de córner, también botado por el propio Álvaro. Pero la falta de acierto despejó sendas opciones. Por su parte, los visitantes se preocuparon de mantenerse fuertes en defensa y aprovechar para crear peligro por la banda derecha. En una de las estas arrancadas, pudo llegar el 0-1, pero la defensa y Candi, muy ordenados y atentos, despejaron el remate. Pese a las numerosas ocasiones de gol por ambos bandos, la primera parte finalizó con cero a cero.
Tras el paso por vestuarios, el partido se presentó también muy igualado en cuanto al juego; aunque eran los locales quienes seguían llegando con mayor peligro. Las primeras gotas no llegaron hasta pasados los primeros diez minutos y, tras ellas, se desató, de nuevo, la tormenta blanquinegra. Primero, Paco, que envió alto una exquisita recuperación de Álvaro y, minutos después, Churre que remató un gran balón que acabó en las manos de un Nacho que se mostró muy seguro durante todo el encuentro. Con el paso de los minutos, el Ejido se fue adueñando de la posesión del esférico y comenzó a poner a prueba a la defensa local con peligrosos centros. Los leoneses pudieron marcar en varias ocasiones, pero el balón siempre calaba en las manos de Candi o en la botas de su línea defensiva. La última del partido la tuvo Christian, pero el gol no estaba por la labor.
Y, al final, el marcador indicó el anodino e intrascendente empate a cero final, con el que se cerró un partido muy entretenido, con muchas ocasiones, pero en el que faltó lo más importante: el gol. El reparto de puntos permite a ambos grupos conservar su posición en la tabla. De esta manera, el Ejido se mantiene tercero y, por su parte, el Rioseco sigue aferrado a la quinta posición.
CD Rioseco: Candi, Tomás, Valdi (min.74 Christian), Guille, Sergio, Suso, Santos, Churre, Paco, Mario Molina y Sánchez.
CD Ejido: Nacho, Óscar, Santi, Prieto, Cansa, Suárez, Guti (min.86 Javi), Jorge (min.81 Machín), Toño, Enozwo (min.63 Borja) y Germán.
Árbitro: El colegiado, Daniel Díez Mazuela, mostró tarjeta amarilla a Mario Molina, Valdi y Suso por parte de los locales; y, en las filas del CD Ejido, a Óscar, Cansa y Javi.
Incidencias: Partido correspondiente a la Jornada 30 de Liga, disputado en el Juan Carlos Navarro de Medina de Rioseco.