Hay partidos que están señalados en el calendario por diferentes circunstancias, y éste, disputado la tarde del sábado, cumplió con todas las expectativas. El municipal riosecano presentó la mejor imagen de la temporada, con las gradas repletas de aficionados, de uno y otro bando, con el terreno de juego en perfectas condiciones y con una climatología idónea.
A esto, hay que sumarle la motivación de ambos equipos; por un lado los albinegros, con ganas de redondear su buena temporada y con el recuerdo de lo sucedido en el partido de ida; mientras que los leoneses con las ganas de refrendar su ascenso a tercera división.
Con estos alicientes el partido no defraudó, tuvo todos los ingredientes necesarios para calificarlo como el mejor de los disputados en el municipal esta temporada: tensión. Intensidad, agresividad, ocasiones y, como no podía faltar, polémica.
El partido echó a andar y, desde la primera jugada, se pudo observar que los siguientes noventa minutos iban a deparar una lucha encarnizada por cada balón, por cada centímetro del campo. Era el conjunto de la Virgen del Camino, con un plantel de jugadores envidiable, el que dominaba el esférico, mientras que los albinegros, perfectamente situados en el campo, cerraban las líneas y evitaban el avance de los leoneses.
Pese a ello, el dominio visitante se tradujo en dos ocasiones, las más claras de los leoneses en todo el partido, ambas protagonizadas por su delantero, Ramírez. Ambas llegaron tras buenos servicios desde la banda derecha, sin embargo, el delantero leonés marró las dos; en la primera su disparo se marchó desviado, mientras que en la segunda, su cabezazo corrió la misma suerte.
Pese a la falta de ocasiones, los pupilos de Garrido, se encontraban cada vez más cómodos en el terreno de juego, limitando el juego fluido que caracteriza al conjunto leonés y tratando de salir a la contra con sus estiletes ofensivos Ángel, Mario y Paco.
Finalmente se llegó al descanso con el resultado inicial y con la sensación de que los segundos 45 minutos iban a deparar un espectáculo aún mayor.
Y así fue, los albinegros adelantaron sus líneas y buscaron constantemente robar el balón lo más cerca posible del área visitante, poniendo en serios apuros al segundo clasificado de la tabla, que no encontraba la forma atravesar la línea de presión de los riosecanos y veían como el partido se les complicaba sobremanera.
En estos minutos llegaron las mejores ocasiones para los locales, que bien pudieron haberse adelantado en el marcador, la más clara de todas se produjo tras una soberbia jugada de Paco por la banda izquierda, cuyo servicio no pudo aprovechar Ángel, que mandó el balón por encima del larguero cuando ya se cantaba el gol en el graderío.
Corrían los minutos, y la intensidad y la tensión iban en aumento, el Rioseco continuaba manteniendo a raya las intentonas de los leoneses y el partido entraba, irremisiblemente, en los últimos 15 minutos y ambas escuadras mantenían las espadas en todo lo alto. Entonces apareció el último e indispensable ingrediente, la polémica arbitral.
La primera acción, y que pudo cambiar el signo del partido, se produjo en el área visitante, donde, tras la enésima galopada de Paco, éste cae derribado claramente por el último defensor leonés, cuando ya se disponía a chutar a puerta, sin embargo el trencilla no vio nada punible en esa acción, lo que enervó los ánimos de los aficionados.
La segunda acción polémica y a la postre determinante, se produjo en la jugada que dio el gol de la victoria a los leoneses. Corría el minuto 83, cuando tras una maravillosa jugada por la banda derecha del media punta leonés, el balón llega al corazón del área, donde un jugador visitante chuta sobre el arco de Reguera, golpeando en el cuerpo de un delantero visitante, que se encontraba en claro fuera de juego, desviando la trayectoria del balón, y haciendo imposible la estirada de Reguera. El tanto, no debió subir al marcador, sin embargo, la decisión del árbitro, nuevamente, perjudicó los intereses locales.
De ahí hasta el final del partido, el Rioseco buscó el merecido empate, sin embargo la zaga leonesa y su cancerbero no permitieron ocasiones en los varios saques de esquina y faltas laterales de los que dispusieron los pupilos de Garrido, por lo que el marcador ya no se movió.
Con el pitido final, la alegría estalló en el bando leonés, puesto que ve muy cercano el objetivo con el que se confeccionó el equipo, que no es otro más que el ascenso a tercera. Mientras que los albinegros, tras agradecer a los aficionados el apoyo brindado, tomaron camino a los vestuarios con la sensación de que se habían merecido un resultado más favorable, pero como dijo Boskov: Fútbol es fútbol.