El Convento de Santa Clara de Medina de Rioseco ha iniciado durante esta semana pasada las obras en una de las dos casas de acogida que a principios de 2010 se convirtieron en Albergue de los Caminos de Santiago y Albergue Turístico tras recibir la autorización de la Junta de Castilla y León. Las obras, realizadas por la empresa riosecana Construcciones Hermanos Pintado, podrían concluir en el mes de abril, lo que posibilitaría que las nuevas instalaciones puedan ser utilizadas por los visitantes de la exposición de Las Edades del Hombre cuando se inaugure en el mes de mayo.
Una de las casas ya fue restaurada hace años y el mal estado de de la otra, también con dos pisos y varios siglos de antigüedad, ha propiciado una intervención que tendrá un coste de cerca de 200.000 euros financiado por el programa Leadercal Campos y Torozos que, con fondos europeos, aportará 108.292 euros, mientras que el resto (unos 90.000 euros) llegará desde la propia congregación religiosa, que para hacer frente a esa cantidad han tenido que solicitar un préstamo bancario «porque nuestro trabajo es muy pobre», según señaló sor Piedad Cuadrado, religiosa encargada del albergue, quien, de nuevo, pidió «toda la ayuda posible para que el préstamo que pidamos sea menor».
El proyecto prevé conservar parte de la estructura exterior de la antigua casa que dará pie a una nueva instalación en la que el piso inferior se convertirá en el albergue de peregrinos, con una capacidad para 18 personas con baños normales y para minusválidos, cocina y comedor, mientras que el piso superior acogerá seis habitaciones con baño que se conectarán con las siete existentes en el piso superior de la otra casa (13 habitaciones en total), para, junto con el piso inferior, donde se encuentra el salón y la cocina, ser el albergue turístico.
Sor Piedad Cuadrado expresó que las obras eran necesarias y recordó que en 2010 la casa había sido muy poco utilizada porque se estaba hundiendo. La religiosa destacó que desde un principio la idea del convento al tener un albergue es la de «darse a conocer con el fin de que salgan vocaciones», pero también «como una ayuda para poder vivir».
La condición especial de este albergue dentro de un convento fundado por los Almirantes de Castilla en 1491, hace que sea un lugar muy especial por el que este año han pasado unas 3000 personas. Son muchos los peregrinos que han llegado hasta este convento desde distintas puntos de España, pero también desde países como Alemania, Rumanía, Italia, Argentina, Francia o Bélgica. Todos se fueron maravillados por el trato esquisto de las Clarisas riosecanas.