Carta al Alcalde de mi Pueblo


Juan Carlos López

Querido futuro alcalde de mi pueblo,… o de cualquier otro pueblo:

carta2Te pido todo tu esfuerzo para luchar porque todos los de tu pueblo tengan trabajo. Que conozcas la realidad de cada uno de ellos. Que si una persona no lo tiene, “te partas el pecho” hasta conseguir que lo tenga. Que su drama sea el tuyo, y que si alguien no tiene que comer, te acuerdes de ello cada día que tu comas de más.

Que te rodees de los mejores. No de los que traen más votos, no de los que quieren estar, sino de aquellos que mejor nos pueden representar.

Que no apartes a la gente por sus ideas, pues aunque yo no te haya votado, también me representas. Eres como el padre que tiene hijos con distintas personalidades , todos los ciudadanos están representados por ti, precisan y merecen tu atención.

Te pido que no veas votos en mi cara, sino a un vecino; que conozcas mi nombre, mis problemas y mis ilusiones. ¡Total, no somos tantos! Es la suerte de vivir en el pueblo.

Que pienses un pueblo para nuestros hijos y tus nietos (que los parques tengan arenero y zonas de juego seguras), un pueblo para todos, fácil para los que van en silla de ruedas y también para los que no ven bien, libre de trampas y de zancadillas escondidas. Que pienses en el pueblo que quieres para cuando tú sea mayor.

No olvides que es más importante y barato mantener que crear, aunque luzca menos. Que las obras se hagan cuando sean necesarias, no unos meses antes de las elecciones. Sería “tratarnos como tontos” y no lo somos.

Que hagamos un pueblo seguro: seguro en sus calles, en sus parques, y en sus carreteras. Seguro por el día y seguro por la noche. Sin lugares oscuros.

Que luches para que tengamos buenos accesos. Que si alguien pierde la vida por una negligencia, esta sea la última. Una vida, siempre es lo más importante; podría estar en juego la tuya o la de un familiar tuyo.

Que luches para que tengamos los mejores servicios sanitarios, y la mejor educación. Y sus profesionales las mejores condiciones para ejercerla.

Que si nuestro pueblo tiene patrimonio cultural o natural, pon tu empeño en preservarlos, no nos pertenece , es un préstamo que hemos recibido.

Evita gastos superfluos, esa pegatina, ese cartel, o ese panfleto que nadie leemos, inviértelo en algo productivo para el pueblo y sus vecinos:

Observa:

– Sus calles como si fueran los pasillos de tu casa, una baldosa rota se arregla, un árbol dañado se cura, el rincón lleno de suciedad, se limpia.

– Que no haya barrios de primera ni de segunda, ni barrios ricos ni pobres. Que los céntricos y la periferia no se diferencien.

– Que cada vez que alguien te proponga una mejora, siempre encuentre tu receptividad, y le respondas con un “gracias”.

Escucha:

– Escucha a los jóvenes, el futuro es suyo y puede que el nuestro también esté en sus manos. Piensa un pueblo para ellos, son los que nos traerán la prosperidad.

– Escucha a los jubilados, y sírvete de sus ojos ( ningunos ojos ven tanto como todos juntos). Ellos tiene sabiduría y tiempo, muchos tendrán el gusto de servir a un pueblo que por su historia personal sienten como propio.

– Escucha a los que ponen su negocio en nuestro pueblo, y pónselo fácil.

– Escucha a las mujeres, a los de mediana edad, a las amas de casa, a los que tienen estudios, y a los que no los tienen. Y escucha a los sin techo.

– Y por favor lucha para que ninguno sea “sin techo” (que poco me gustan estas palabras).

– Escúchanos a todos. Para ello, pon la oreja en la calle, y articula mecanismos de participación. Antes de ofrecer lo que tu puedes darnos, pregúntanos lo que necesitamos. Hoy, cada vez es más fácil, con las nuevas tecnologías y con los paseos diarios.

– Recuerda que hacer un pueblo atractivo y con trabajo para todos es la mejor manera de que sus habitantes no se vayan.

Valores personales

– Sé un ejemplo y no solo de honestidad.

– Que si cometes un error, rectifica, corrígelo , y pide disculpas por el mismo medio que metiste la pata. Y procura que tus errores no nos cuesten un euro a los ciudadanos.

– Que primero sea tu pueblo y luego tu partido. Que no busques agradar, sino hacerlo bien y ser justo.

– Sé valiente, y cuando tengas que ejercer tus dotes de mando, que no te tiemble el pulso.

– Sé cuidadoso con cada euro que gastes, pues sale de mi bolsillo y del de mis vecinos y te aseguro que nos cuesta mucho ganárnosle, y a veces – para aportar ese euro, muchos se tienen que privar de lo más básico.

– Que cuando haya una emergencia sepas reaccionar y si es posible anticipar.

– Que nunca utilices la descalificación como forma de actuar, ni en los enfrentamientos políticos, recuerda, debes ser ejemplificante. Y por favor, nunca utilices el insulto, y menos con mis convecinos, aunque sean de otro partido político. Yo quiero un alcalde educado.

– Se breve y humilde en los discursos. Un alcalde maduro no se exhibe.

– Haz que se cumpla la ley, pero cuando esta no sea justa, apóyate en el sentido común.

– Hazte respetar, pero sobre todo respeta.

– Recuerda que ser alcalde es un servicio, más que un oficio.

– También te pido que te cuides, que dediques tiempo a tu familia y a tu salud. Pues un alcalde, insano, no puede ejercer bien.

Yo quiero un alcalde cercano, humilde, trabajador, honesto, respetuoso, valiente e inteligente para mi pueblo. Ahora, más que nunca necesitamos creer en las personas.

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