Carlos Ochoa, un muchacho madrileño, ha sido el ganador del V Certamen de Tentaderos Ciudad de los Almirantes, tras obtener 41 puntos en la jornada final celebrada en la ganadería burgalesa La Cabañuela de Antonio Bañuelos y ser el mejor de los seis finalistas que accedieron a la misma. Numeroso público y aficionados abarrotaron literalmente todos y cada uno de los espacios habilitados al efecto en dicha explotación ganadera.
Habría que decir que el lleno hasta la bandera lo protagonizaron personas venidas en autocares desde Logroño, Bilbao, Torrelavega, Santander, Valladolid, Asturias y la Peña taurina de Sahagún (León) que fletaron autobuses para sus asociados. Echándolo por lo bajo cerca de quinientas personas asistieron en directo a la final.
Se lidiaron seis eralas de la ganadería titular, de diverso y variado comportamiento: dos mansas y con genio, tres encastadas y bravas y una de bandera corrida en cuarto lugar y que precisamente le tocó en suerte al triunfador Carlos Ochoa. Algo de viento en la última parte del Certamen hizo que en ocasiones las telas de los muchachos les dejaran algo desairados ante la cara de las novillas. Sin embargo los seis cumplieron perfectamente su cometido.
Antes de nada, la clasificación final, sumadas las anotaciones y calificaciones de los cinco miembros del jurado fueron éstas: Jonathan Gordon, de Valencia, 24 puntos; David Sendín, de Salamanca, 31 puntos; Diego Luna, de Villalpando, 31 puntos; Aron Rodríguez, de Toledo, 32 puntos; Javier Casares, de Medina del Campo, 36 puntos y Carlos Ochoa, de Madrid, 41 puntos.
Actuó como picador Víctor Hermosilla y como responsable ganadero Eduardo Redondo encargado de cortar los pitones a las reses, una vez lidiadas. Antonio Bañuelos comprobó minuciosamente el comportamiento de sus eralas ante el caballo y la muleta de los novilleros. Por su parte, el Presidente de la Federación Taurina de Valladolid, Justo Berrocal, dirigió el tentadero, explicando primero al público el contenido del mismo y su organización, dando paso, tras el sorteo realizado en las dependencias ganaderas, a las actuaciones de los novilleros.
Empezó el medinense Javier Casares quien lo hizo ante una brava erala colorada pero muy floja de remos que se cayó bastante en el cuidado ruedo de la Cabañuela. Javier Casares mostró su oficio y una entrega digna y muy aplaudida por el público al que saludó afectuosamente desde los medios de la plaza de tientas. La vaca sin embargo y pese a su codicia por embestir a la tela del torero de Medina del Campo no llegó a la categoría de otras de sus hermanas lidiadas esta mañana.
A David Sendín le tocó una res con más genio y raza que la anterior, pero mansa, lo que hizo que el muchacho de Salamanca estuviera aseado en su intervención.
A continuación actuó el toledano Aron Rodriguez que pese a su mermada estatura y constitución mostró valor y maneras para enfrentarse a la encastada vaca de Bañuelos. Intentó someterla, perdiéndola un par de pasos tras el muletazo y ahí fue donde el chaval obtuvo sus mejores series. Aron tuvo momentos muy reconocidos por el público espectador que le tributó varias ovaciones tras su trasteo.
En cuarto lugar actuó Carlos Ochoa, quien además tuvo la suerte en el sorteo de tocarle el mejor animal del encierro, una vaca aveletada, negra y con bravura espectacular que fue al caballo con alegría, estirando el pescuezo y plantando pelea ante el jaco del picador Víctor Hermosilla. Carlos Ochoa se estiró, alargó el muletazo, completó las series y citó desde la larga distancia en varias ocasiones, acudiendo la erala con prontitud y codicia. El público ovacionó con fuerza al torero madrileño que se retiró entre barreras ufano y feliz tras ver el premio con que el público le había obsequiado, la ovación más larga y fuerte de todas las escuchadas en esta maña espléndida burgalesa.
El valenciano Jhonatan Gordon pechó con una brava pero complicada erala, aunque intentó someterla y llevarla toreada en todos los momentos de su lidia. Mucho esfuerzo puso sobre la arena el chaval valenciano, muchas ganas y mucha ilusión en su intervención que también su aplaudida por el público.
Y cerró tienta y certamen hasta el año que viene el zamorano de Villalpando Diego Luna que estuvo muy torero en todos los momentos de su intervención, segura, seria y digna. Sometió sobre todo por la derecha a la última de la tarde aunque no pudo por el pitón izquierdo mostrar su toreo ante la dificultad del animal por ese lado.