Hubo un tiempo en el que en Medina de Rioseco se celebraban dos fiestas grandes, dos días de postín, Jueves y Viernes Santo, en Semana Santa, y San Peralta en San Juan. Dos fechas obligadas en el calendario, en el que riosecanos, visitantes y foráneos llenaban las calles para asistir a dos espectáculos únicos: el de la Pasión y el del festival benéfico que los hermanos Peralta organizaron durante más de medio siglo, para recaudar fondos a beneficio de la residencia de ancianos Santa Ana y Sancti Espíritu de la localidad.
La Semana Santa siguió e, incluso, creció, pero el festival desafortunadamente desapareció. No obstante, el cariño a los hermanos Peralta se mantiene intacto, como el primer día. Y ayer se demostró en el homenaje que el Club de Caballistas Riosecanos, que llevan el nombre de los rejoneadores sevillanos, tributaron al mayor de los Peralta, Ángel, quien protagonizó una conferencia en la que disertó sobre El caballo, el toro y el hombre.
El caballero andaluz relató una bella fábula de cómo nació el rejoneo entre un potro y un becerro, a orillas de las marismas. Más tarde ofreció una conferencia, técnica y precisa, del arte del rejoneo, la equitación y la doma vaquera. Pero los momentos más divertidos y entrañables fueron cuando Ángel Peralta se deshizo del corsé academicista y comenzó, de forma natural y espontánea, ha hablar del Peralta torero, del Peralta hombre y del Peralta que se siente riosecano, y que ayer precisamente cumplía 86 años.
Narró anécdotas entrañables como el origen de la rosa, esa banderilla corta en forma de flor, que popularizó cuando estuvo en el culmen del toreo a caballo. “Toreando en Sevilla una guapa señora se asustó y lanzó al ruedo una rosa que tenía colocada en su pecho. Yo la recogí, la enrollé en una banderilla partida y se la brindé con un poema”, dijo Peralta, ante los aplausos de un público rendido, que abarrotó el Salón Castilla del Ayuntamiento.
Se acordó de su primer caballo Favorito, o de Gaviota “el primero que yo compré por 1.500 pesetas, gracias a mis trabajos en verano, cuando sólo era un niño”. Hubo tiempo incluso para narrar una increíble historia de un secuestro frustrado en Manizales (Colombia) y siempre dejó claro que él sin sus caballos (aún sigue montando) no hubiera sido “nadie”. Por último, el mayor de los Peralta, quien en el último año ha llevado su espectáculo Los caballos andaluces a San Petersburgo y Omán, explicó que para él sería “un sueño” volver a hacer el paseíllo en Rioseco. Algo que no es muy descabellado, pues sólo pone como requisito que la joven rejoneadora francesa Lea Vicens, a la que apodera, toreé en el Coso del Carmen en las fiestas de San Juan. Entonces los hermanos Peralta podrían, de nuevo, hacer el paseíllo y una pequeña exhibición ecuestre, como así adelantó este periódico el pasado martes.
La conferencia, moderada por el crítico Domingo Nieto, y que contó con la presencia del aficionado Jesús Martínez, finalizó con la entrega de un bonito cartel antiguo del quince festival taurino en 1968, en el que estaban anunciados los hermanos Peralta, Antonio Ordoñez, Jaime Ostos, Diego Puerta y Paco Camino. Artemio Domínguez, alcalde de Medina de Rioseco, quien visitó por la tarde con el rejoneador la residencia de ancianos, clausuró estas décimas jornadas ecuestres asegurando que “las personas queridas nunca se marcharán y los hermanos Peralta siempre estarán con nosotros”.