Baltasar Salvador de Solórzano nació en Medina de Rioseco el 26 de Junio de 1544. Él fue el autor del primer tratado de contabilidad o teneduría de cuentas en base a la partida doble, es decir debe y haber, en lengua española, publicado en Madrid en 1590 y dedicado al rey Felipe II: Libro de Caxa y manual de cuentas de mercaderes y otras personas.
Emparentado con la familia de los Solórzano, originarios de Cantabria. Entre sus miembros se encontraba Gaspar de Solórzano, uno de los constructores de la iglesia de Santa María de Mediavilla. Pero además era familiar de Baltasar de Medina, uno de los principales mercaderes riosecanos. Su padre también era mercader y al enviudar se volvió a casar con una dama principal de la villa de Amusco (Palencia), a donde se trasladó la familia y con ella Baltasar.
De los oficios de su padre y familiares con las mercancías, las ventas y las compras, hizo despertar en él la curiosidad por la contabilidad, muy rudimentaria en ese momento. Viajó a Italia donde aprendió de las obras de Benedetto Cotrugli Rangeo y de, sin lugar a duda, el más grande autor de su época, Fray Lucas de Paciolo. Afincado en Sevilla, centro en ese momento del comercio mundial por ser la sede de la Casa de la Contratación de Indias, comienza a trabajar con algunos de los principales prestamistas, banqueros y mercaderes allí asentados.
Entre 1578 y 1592 viajó a América donde se dirige como mercader, hecho que confirman diferentes testigos que el propio Solórzano presenta para que testifiquen en su favor, tal y como se exigía en estas circunstancias pues no podían viajar a América de un modo legal ni judíos, ni moros, ni aragoneses, ni aquellos con delitos pendientes… como factor (una especie de representante comercial), de doña Brígida Corço, viuda de un importante mercader sevillano, Juan Antonio Vicentelo de Leca, para cobrar y liquidar todos los importes que le adeudaban sus factores y corresponsales en América. De él había recibido diferentes poderes, pues actuó como su secretario mientras vivió y prueba de la amistad que les unía fue que, al morir Vicentelo de Leca en 1587, dejó en herencia a Bartolomé Salvador de Solórzano la cantidad de 150.000 maravedíes.
En el legajo 247 de la sección de Contratación del Archivo General de Indias de Sevilla, concretamente en el legajo 247B, completamente dedicado Baltasar Salvador de Solórzano, se encuentra el expediente completo relativo al reparto de sus bienes y de su testamento, práctica que debían realizar todos aquellos que se embarcaban hacía las Indias. En el se dice que: Es soltero, que deja dos hijos naturales y una suma de dinero para crear una capilla en Amusco en su nombre.
De la obra de Solórzano se imprimieron 1.500 ejemplares, pero cuando en 1592 se embarca para América solo quedaban por vender 780, de los cuales: 200 los había enviado a vender a Medina del Campo, 180 los había remitido al territorio de Nueva España en América, para que se vendiesen allí. Los 400 ejemplares restantes, que estaban todavía por encuadernar habían quedado en Sevilla en poder de Juan Ramón de Echaide -criado a su vez de Juan Antonio Vicentelo de Leca- al objeto de que los vendiera y le remitiera el producto de la venta. Desgraciadamente Solórzano no regresó de su segundo viaje a tierras americanas, pues perdió la vida cuando intentaba volver a España hacia el mes de abril o mayo de 1596.
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