En los últimos días han aparecido enterrados en el interior de la ermita de Castilviejo de Medina de Rioseco los restos de una escultura que, en un principio y a la espera de una valoración minuciosa, han sido fechados en el siglo XIV.
El importante hallazgo, dada la escasez de escultura gótica que existe en Rioseco, ha tenido lugar con motivo de los trabajos de restauración que la Hermandad del Cristo de Castilviejo está llevando a cabo sobre el retablo diciochesco de su imagen titular del siglo XVI, que cada año procesiona el domingo posterior al 8 de septiembre, festividad de la patrona riosecana, la Virgen de Castilviejo, y que actualmente forma parte de la exposición Crucifixus en el Museo de San Francisco.
La escultura, que ha perdido su policromía original, si que se han conservado restos del estuco sobre la que se asentaba, ha aparecido cuando se llevó a cabo la retirada de tierra que había en el interior del banco. Durante siglos habría sido habitual esta costumbre de enterrar en las iglesias las imágenes de culto cuando se deterioraban.
Se trata de los restos de una talla en los que, dado su deteriorado estado de conservación, apenas se distinguen los rasgos góticos en un rostro, que bien podrían ser los de una Virgen con un niño. Lo cual ha hecho conjeturar que podrían ser alguna escultura antigua de la Virgen de Castilviejo.
Desde la Hermandad del Cristo de Castilviejo se ha procedido a informar del hallazgo al servicio territorial de Cultura, así como al centro de Restauración y Conservación de Bienes Muebles de la Junta de Castilla y León. El avanzado estado de deterioro y su alto grado de humedad ha hecho aconsejable dejar los restos en el lugar en el que fueron descubiertos. La idea de la hermandad es recuperar los restos con el fin de poder mostrarlos en la propia ermita.
El retablo que se está restaurando, y tras el que se han encontrado los restos, consta, al igual que los otros tres del crucero, de un solo cuerpo dividido en tres calles y ático, totalmente dorado y cubierto con una decoración muy carnosa a base de angelotes y motivos vegetales.
El Cristo de Castilviejo va colocado en la calle central del retablo en una hornacina con arco trilobulado, sobre un fondo pintado que representa a los dos ladrones. En las calles laterales se sitúan dos grandes ángeles. Son obra del siglo XVIII, al igual que la escultura del ático que representa a la Virgen con el niño, según recuerda el profesor Miguel Ángel Zalama es su estudio Ermitas y santuarios de la Provincia de Valladolid.