En el fútbol se dice que el jugador número 12 es el público. En el Grupo Virgen de Castilviejo el atleta número 12 era Ángel Lobato. Su ánimo, aliento y vitalidad estuvieron siempre detrás de cada una de las zancadas que cada año recorrían las carreteras para poder culminar las 28 peregrinaciones marianas llevadas a cabo desde aquel lejano 1987 en que se iniciaron llegando hasta la Virgen del Henar. Después vendrían, entre otras muchas, Santiago de Compostela, Zaragoza, Oviedo o Ciudad Rodrigo
Hace unos días el bueno de Ángel inició su última peregrinación, la más importante de su vida. Pero no la ha hecho sólo, ya que cada uno de los atletas, de sus amigos, le han acompañado con el recuerdo, con los recuerdos, con cada uno de los minutos y momentos vividos junto a él.
Es seguro que ya se haya presentado ante su querida Virgen de Castilviejo, y quizás, él, con su gorra campera, en ese tono alegre que siempre tenía, le haya reprochado el que no le haya permitido llegar a una peregrinación más, para rápidamente ponerse a su disposición para arreglar lo que haga falta.
Ahora, ya estará con Ignacio y con don Gabriel, a los que ya les habrá pasado algún boleto del número 38.888, que el grupo juega para estas Navidades, en esa terminación en 8 que tanto le gustaba y que el grupo, gracias a él, lleva jugando desde hace más de 20 años. Y es posible que los tres piensen en organizar algún recorrido celestial.
En 2015 los atletas del Grupo Virgen de Castilviejo realizarán una nueva peregrinación, y cuando estén corriendo en la carretera, en cada nueva zancada, sabrán que Ángel no se ha ido, que está con ellos con sus “venga, ya queda menos”, que su sonrisa nunca les abandonará. Y en torno a una mesa, en la que Ángel tanto disfrutaba como gran amante de las buenas viandas y mejor tertuliano, será el momento de recordar, con cariño y nostalgia, cientos y cientos de momentos, como cuando de camino a Santiago de Compostela convenció a dos agentes de la Guardia Civil, que querían multarnos, para que nos escoltaran dada la importancia de la iniciativa.
Y en cada nueva peregrinación, junto a Ángel, su esposa, la infatigable Paquita, silenciosa, tranquila, atenta. Porque no era posible pensar en Ángel en la peregrinación sin la presencia de su querida compañera de toda la vida. Desde el Grupo de Atletas Virgen de Castilviejo, con todos los que desde sus inicios han formado parte de él, queremos hacer llegar a Paquita, María Jesús, Angelines y Nati, y a todos sus familiares, nuestro más sincero y cariñoso recuerdo. Siempre llevaremos a Ángel en el corazón. Querido amigo, descansa en paz.