Es una procesión única, peculiar, ruidosa donde las haya y, sobre todo, muy festiva. Un año más los camioneros y profesionales del volante han honrado a su patrón San Cristóbal, que celebran el segundo domingo de julio. No obstante, los actos festivos de esta Asociación comenzaron el sábado donde no faltó una sabrosa parrillada e, incluso, fuegos artificiales.
El domingo amaneció soleado. Un almuerzo en el restaurante El Portazgo, y tras la misa llegaba uno de los momentos más esperados por los camioneros: la procesión del Santo por algunas de las principales avenidas de la ciudad. Con sus vehículos engalanados con banderas, globos y ramas la procesión desfiló al ritmo del ruidoso claxon. Tampoco faltaron la popular dulzaina y el tamboril.
Tras el desfile, una comida de hermandad en el bar El Bus, puso fin a los actos festivos que sirvieron para que los profesionales del volante olvidaran sus quehaceres por unas horas y encomendaran al santo la seguridad en carretera.